Me siento muy privilegiada por el cambio que Dios ha hecho en mi vida y en mi persona. Todo empezó con el chequeo médico anual… Pruebas por aquí, pruebas por allá y todo iba muy bien hasta que el doctor determinó que había encontrado “algo” en mi seno derecho considerando necesaria una biopsia. Al enterarme de ello, por supuesto entré en pánico… Mi cuerpo temblaba y no tenía capacidad para concentrarme en nada. El sueño desapareció de mi vida pues no pude dormir dos noches seguidas pero al tercer día, al levantarme muy temprano escuché que Dios me decía: “Escríbele a Wenddy”. Al llegar a la oficina y después de mucho pensarlo… le escribí. Su respuesta fue muy restauradora, ya que ella me dijo: “Lisset, tú eres una mujer sana en el Señor” y me pidió que leyera el Salmo 103.
Horas más tarde, llegué a casa y en mi mesita de noche tenía la Biblia que Wenddy y su familia me habían regalado hace muchos años. Al abrirla leí nuevamente la dedicatoria que decía: “Para Lisset de Wenddy”. ¡¡¡¡Esa fue su primera señal!!!!
Empecé a leer y sin darme cuenta había empezado a llorar tan profundamente como si realmente sintiera algo sobrenatural… Recuerdo que me arrodillé y le pedí al Señor que me cuidara…
Desde ese día no dejé de leer todos los Salmos, que por coincidencia lo acabé el día jueves 17 de mayo, día que tenía que regresar al médico para que me revisaran el área donde debían hacerme la biopsia y antes de salir para el hospital, leí un versículo que decía: “Lisset no corras, camina porque yo estaré contigo sosteniendo tu mano”. Hermoso, ¿verdad? Bueno, llegué al hospital y después de varias mamografías la especialista me dijo: “Parece que usted no necesita biopsia sino que es algo más sencillo, pero necesito seguir mirando”. Así que, me pusieron en un cuarto y lo único que mi boca pronunciaba era: “Tu Palabra me da vida, confío en ti Señor, tu Palabra me da fuerza, en ella esperaré…” pero me salía con tono como si yo cantara. Todo mi cuerpo temblaba y no podía con la emoción. Cuando finalmente el diagnóstico llegó… Todo fue más sencillo y sin necesidad de ninguna intervención quirúrgica…
Para mí esta experiencia tiene detalles innumerables en los que el Señor me enseñó que Él siempre estuvo conmigo, me enseñó también hay personas lindas y que solo debemos CONFIAR en Él porque nuestra desesperación nos puede llevar a buscar soluciones rápidas pero infructuosas.
La Palabra que Dios me dio, me sostuvo en esas casi dos semanas que tuve que esperar por los resultados. Creo que sin ella no hubiese resistido pues después de leer la Biblia cada día era como un respiro a mi alma… Podía comer, dormir y cada Salmo que leía me mostraba lo equivocada que yo había vivido sin las enseñanzas de nuestro Señor para con mi vida. Y ahora, mi propósito y mi obligación es enseñarles a mis seres queridos y amigos que el Dios si te escucha si le hablas y mantienes esa comunicación constante…
Dios hizo un milagro conmigo también lo puede hacer contigo.
Por Lisset Pichilingue
Leave A Reply