Si mi almohada hablará… No se imaginan todo lo que contaría. Estoy segura que faltarían días para exprimirla. ¿Por qué sucedería eso? Es que existen situaciones que nos causan cierta tensión, son cosas que no podemos controlar.
Muchas veces nos preguntamos: “¿Por qué a mí… Si todo iba bien? Esto que Dios hace no tiene ningún sentido”. Algo similar a esta situación, me sucedió esta semana pero Dios me dijo: “Tu más grande preocupación, también será tu más grande victoria”.
A veces, es difícil creer en esperanza contra esperanza. Es complicado mantener la tranquilidad cuando te juegas todas las cartas y solo un milagro te puede sacar de esa situación. ¿A qué le temes? ¿Al fracaso, al rechazo, a la pobreza o a la muerte? Yo tuve la bendición de sentir su voz diciéndome: “Confía y no temas”. A lo que mi respuesta inmediata fue: “Creeré tal y como ha sido en todos estos años. Esto que me pasa será un motivo más para alegrarme… Mis enemigos no cantarán victoria antes que yo”.
Salmos 126:5NBV“Los que siembran con lágrimas cosecharán con alegría”.
1 Reyes 20:11NBV“El rey Acab le respondió: ¡No te jactes de la victoria sin siquiera haber peleado todavía!”.
Así que, puede que hoy esté oscuro y nublado, que nos hayamos quedado sin lágrimas y solo haya dolores de cabeza pero no dudemos pues “algún propósito divino se está cocinando”.
1 Reyes 20nos cuenta la historia del Rey de Israel y nos dice que tuvo “grandes problemas”, pero a él Dios le dijo:“… Entonces vino un profeta a ver al rey Acab, y le dio este mensaje de parte del Señor: — ¿Ves a todos estos enemigos? Hoy los entregaré en tus manos, así no te quedará ninguna duda de que yo soy el Señor”.
Una de las torturas de la segunda guerra era “trabajar con la mente”. Se torturaba psicológicamente, ellos los amarraban a una silla y le mostraban un médico con sus implementos, luego los vendaban y le decían que lo iban a matar. El torturado sentía el bisturí por su muñeca pero no cortaban las venas y en vez de sangre, ellos rociaban agua tibia y pensaban para sí mismos que se estaban desangrando, que estaban a punto de morir. Finalmente, la persona se llenaba de angustia y moría.
El temor roba la paz y la alegría. Cuando vivimos con temor, nuestra vida se centra en el pesimismo y la desesperanza. Mientras que la fe te lleva a alcanzar promesas, el temor a paralizarte.
Todos tenemos un enemigo que trabaja en nuestras mentes. Entramos a una cita con el Dr. “Sanos” y se nos da un diagnóstico médico terrible saliendo de allí enfermos y a punto de desfallecer… Todo porque un documento dice que estamos graves.
Tu cuerpo responde al alma.
La angustia es una de las puertas más grande de la gastritis, de las úlceras… Si estamos con angustia y nos viene una mala noticia, terminaremos con tres días de migraña o sentiremos que nos hiperventilamos, que nos falta el aire. Esto sucede porque el temor produce ansiedad pero también, crea caos en nuestras vidas e incluso afecta a quienes nos rodean.
El temor nos impide convertirnos en las personas que Dios quiere que seamos porque cuando estamos dominados por emociones negativas, no podemos lograr los propósitos que Él tiene para nosotros. Por eso hoy, quiero decirte que lo que Dios puso dentro de ti no fue temor ni cobardía sino poder, amor y dominio propio.
Lo malo que temes, es lo que alcanzas. El temor es la fe del mal pues te destruye por dentro. Es como una gangrena que se come tus sueños. El enemigo trabajará con una fe negativa para hacerte dudar… Te hará creer algo hasta que sucederá.
El temor es un poder de las tinieblas que solo nos produce destrucción.
Fe y temor son la misma cosa. El primero es positivo y el otro negativo. Por ello, tienes que tener claro que lo que crees, eso te vendrá. A estas alturas del año el temor te susurra al oído “no lo lograrás falta muy poco tiempo” pero no le prestes atención porque para Dios nuestros años son días.
¿Qué hizo el rey cuando esto sucedió? Pidió consejo sus líderes. Ellos les dijeron que no le obedeciera, ni hiciera lo que le decía. En otras palabras pusieron FE y PAZ en su corazón. Repite conmigo: “No voy a temer. Creeré que Dios tiene el control de todo”.
Algo que siempre debes recordar cuando estás atravesando momentos difíciles es: “DIOS ESTÁ CONMIGO cuando voy a una guerra contra un ejército más grande que el mío. No temeré porque Él está conmigo… No importa quiénes sean los que se me enfrentan, tengo al mejor Abogado de mi parte y tengo al Padre que es Juez justo y, por último, tengo a mi Consolador, el Espíritu Santo.
Salmos 91:2-4, 14-15 NBV “Yo le digo al SEÑOR: Tú eres mi refugio y en ti estoy seguro; eres mi Dios, y en ti confío. Porque él te libra de todas las trampas y te protege de plagas mortales. Él te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas encontrarás refugio. ¡Sus fieles promesas son tu armadura y protección! Porque el SEÑOR dice: «Por cuanto me ama, yo lo libraré; lo protegeré porque confía en mi nombre. Cuando me llame, yo responderé; estaré con él en la angustia, lo libraré y lo honraré”.
Y por último, nuestra única preocupación debe ser obedecer al Padre Celestial y dejar las consecuencias en sus manos. Él dijo HOY te los entregaré en tu mano, no mañana ni pasado HOY.
¿Vives una situación que te roba el sueño? ¿Le temes a que algo malo pase? No es tiempo de temer sino de creer.No te vuelvas preso de tus propios temores acepta la llave de Dios de la fe para liberarte de esa prisión y vuela hacia tus sueños. No estamos solos, Él está con nosotros y a Su lado tenemos la victoria asegurada.
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