Apocalipsis 3:20 NBV “Yo estoy siempre a la puerta y llamo; si alguno escucha mi voz y abre la puerta, entraré y cenaré con él y él conmigo”.
La iglesia a la que le hablaba Dios en este pasaje era una iglesia rica, autosuficiente, se sentía satisfecha de sí misma pero no contaba con la presencia de Dios. Eso nos pasa a muchos, conocemos de Dios, hablamos de este verso, nos lo sabemos de memoria y pensamos que cae perfecto para ese amigo que está alejado de Dios, cuando en realidad a quien Dios le habla en ese pasaje es a nosotros, a los que creemos que nos la sabemos todas y no nos hemos dado cuenta que Jesús no está dentro de nosotros, sino que lo dejamos en la puerta… Mi pregunta es ¿en qué momento sacamos a Dios de dentro y lo pusimos fuera? ¿En qué momento dejamos de oír su voz y nos distrajimos con otras voces? ¿Cuándo dejamos de compartir con Él sentados en una mesa?
Hoy en día Jesús va tocando puertas por todo el mundo: puertas de los vicios, puertas del dinero, puertas de la infelicidad, puertas del fracaso, puertas del suicidio…Te sorprenderías al ver cuántas puertas toca Jesús: puertas en hoteles, puertas en hospitales, puertas en cantinas, hasta me atrevería a decir que Jesús toca puertas de los closets…
Cuando Jesús estuvo aquí en la tierra siempre se le vio rodeado de gente que tenía una necesidad… Él dijo que no venía por los sanos sino por los enfermos. ¿Qué tipo de enfermos? No solo aquellos que se encuentran aquejados por enfermedades físicas sino que se refería a enfermos del alma, a enfermos del sistema, a enfermos de la evolución de este mundo.
Jesús llama a nuestra puerta pero estamos tan ocupados que no tenemos tiempo de atenderlo, ¡Qué indiferentes nos hemos vuelto! Deja abierta la puerta de tu corazón… No la cierres. ¿Anhelas libertad? El nombre de Jesús deriva de la forma griega Yeshúao Josuéque significa “Dios salva”y a eso es a lo que Él vino: Jesús al tocar nuestra puerta vino a traernos salvación. A Él nada se le pasa por alto, Él te conoce verdaderamente no en holograma y sabe qué escondes detrás de tu puerta. Debes tener cuidado a quién le abres, no en vano nos dijo “Si hicieras lo correcto podrías andar con tu frente en alto. Pero si actúas mal, el pecado, como una fiera, está listo a lanzarse sobre ti y destruirte. Sin embargo, tú puedes dominarlo” (Génesis 4:7 NBV).
Existen puertas que aparentemente te conducen por buen camino pero el fin es atraparte en un círculo sin salida. Es decir, que buscan controlarte y que no sea Jesús el dueño de tu corazón y mucho menos tu puerta. La Biblia dice en Juan 10:9 NBV“Yo soy la puerta; el que entra por esta puerta, se salvará. Podrá entrar y salir, y hallará pastos”. Jesús es la puerta por la que debes cruzar y tu corazón es la puerta que debes abrir para que Él entre. Te aseguro que toda prisión que hayas sentido, quedará sin efecto y podrás ser libre de aquella puerta que te tiene prisionero. No te sientas condenado ni culpable porque cuando Jesús toca una puerta es para traer libertad y perdón.
Miqueas 7:19 NBV“Una vez más ten compasión de nosotros y borra de tus registros nuestras faltas. ¡Olvídate de nuestras maldades como si hubieran sido echadas para siempre en lo más profundo del mar!”.
Salmo 118:20 NBV“Esas puertas llevan a la presencia del SEÑOR, y por ellas entran los justos”.
Así que, nos queda abrir una puerta, la del arrepentimiento… Sí, es tiempo de arrepentirnos, de abrazarnos de su misericordia y escoger una nueva puerta: la del perdón y su amor.¿Qué dices? ¿Abrimos la puerta y dejamos que otros entren o se la abrimos completamente al Señor? Comparte este mensaje a todos aquellos que necesitan abrir sus puertas y por qué no… comparte tú también aquella puerta que cerraste para abrirle a Jesús. Estoy segura que como siempre, tu testimonio será de bendición para otros.
Leave A Reply