1 Reyes 19:9-12 NBV“9Al llegar allí, se metió en una cueva, para pasar la noche. Pero el Señor le dijo: —¿Qué haces aquí, Elías? 10Él contestó: —Siento un ardiente amor por ti, Dios Todopoderoso; me duele ver cómo el pueblo de Israel ha quebrantado el pacto contigo, ha derribado tus altares, ha dado muerte a tus profetas. ¡Sólo yo he quedado, y ahora están tratando de matarme a mí también! Sal y ponte delante de mí, en la montaña, pues voy a pasar por aquí —le dijo el Señor. En ese momento, sopló un fuerte viento que azotó las montañas. Era tan terrible que hacía añicos las rocas y partía las montañas, pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero el Señor no estaba en el terremoto. 12Y después del terremoto hubo fuego, pero el Señor no estaba en el fuego. Y después del fuego se oyó un susurro suave y apacible”.
Elías sabía que Dios quería tener una relación con él porque le hablaba. ¿Quieres Dios que te hable? Debes ser como Elías, tener un deseo en tu corazón por hablar con Él y hacerlo de manera voluntaria y libre.
- Dios le habló a Adán y se paseaba con en él, en el huerto del Edén.
- Dios le habló a Noé y le dijo “Edifícame un arca”.
- Dios le habló a Abraham y le dijo “Sal de tu tierra y de tu parentela a la tierra que YO te mostraré”.
- Dios le habló a Isaac y le dijo “No desciendas a Egipto, siembra en el desierto” y le multiplicó… ¿Quién siembra en el desierto? Pero él dijo DIOS ME HABLÓ.
- Dios le habló a Jacob y le dijo “Ya no te llamarás más Suplantador sino Israel, Príncipe con Dios”.
- Dios le habló a Moisés y le dijo que iba a librar su pueblo.
- Dios le habló a los profetas, a los reyes, a los jueces, a los sacerdotes, a los apóstoles.
Así que, derriba cualquier mentira en tu mente que Dios está demasiado ocupado para ti.
Juan 16:13 NBV“Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque él no hablará por su propia cuenta, sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas que van a pasar”.
Este versículo no nos dice que Dios guardará silencio sino que tiene una Palabra para nosotros cada día, nos enseñará lo que ha de venir. Dios no es un mimo, Él continúa hablando hoy queriendo acercarse al hombre. Yo sé que Dios habla porque todo lo que me ha dicho se ha cumplido. ¿Por qué no escuchamos la voz de Dios? Algunos al igual que Adán, al oír la voz de Dios tienen miedo porque cuando oyó la voz de Dios se escondió. A veces, cuando sabes que has pecado piensas que lo mejor es no oírlo. Otras veces es porque tienes a tu lado al acusador y él te dice “mejor que no lo oigas”, “mejor que no escuches al Señor” o te dice que “no eres digno de escucharlo” y hasta te llena la vida de tanta ocupación que no hay manera de escucharlo. O quizá es porque no quieres oír Su voz.
Hebreos 12:18-20 NBV“18Ustedes no se acercaron a una montaña que se podía tocar y que ardía en fuego, donde había oscuridad, tinieblas y tormenta; 19ni oyeron el sonido de trompeta ni la voz que, cuando hablaba, los que la oyeron rogaron que no les hablara más, 20porque no podían soportar la orden que decía: Deben apedrear o matar con lanzas a todo aquel que toque la montaña, aunque sea un animal”.
Muchos no quieren oír la voz de Dios sino su propia voz, quieren que alguien les diga lo que quieren escuchar para no ser confrontados con algo que quizá no les guste pero es real, la voz de Dios nunca será un eco de tus pensamientos.
Proverbios 3:32 NBV“Porque el Señor detesta a esos malvados, pero le da su amistad a los justos”.
La relación que quiere Dios con nosotros es una comunión íntima, que hagamos un lugar especial para recurrir a Él y que conversemos con Él cercanamente, amigablemente, voluntariamente, que sea una relación por la que valga la pena invertir el tiempo necesario. Dios quiere que tengamos una cita divina pues al oír Su voz, te protege de oír la voz del extraño.
Necesitamos oír la voz de Dios… Invierte el tiempo que sea necesario, gasta tiempo con Él. Aunque me dirás “Yo trabajo” pero todos tenemos las mismas 24 horas y déjame decirte que no hay nada más precioso que estar en la presencia de Dios. Te aseguro que vas a salir descansado con nuevas fuerzas.
Cautívalo, hazle una carta, haz lo que tengas que hacer, pero atrápalo. Cántale y cuando lo tengas, “No lo dejes ir”.
Éxodo 33:15 NBV “Moisés le dijo: —Si no vas a ir con nosotros, no dejes que nos movamos ni un paso de este lugar”.
Recuerda, primero es tu relación con Dios y todo lo demás tiene que esperar.
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