Recuerdo cuando era niña, mi papá me avisaba que al día siguiente iríamos a pasear y durante toda la noche anterior me costaba conciliar el sueño porque imaginaba las grandes cosas que haríamos al día siguiente. Mi papá es un hombre de palabra y al escuchar su promesa yo sabía sin duda alguna, que él iba a cumplir con lo que me había dicho.
Una promesa de parte de alguien confiable lleva en sí el poder para transformar la mente y la actitud de una persona y así, encender la llama de esperanza donde antes existía solamente depresión, temor y preocupación. Podría tratarse de una promesa por un nuevo trabajo, un mejor sueldo, una nueva casa o una recompensa por un trabajo bien hecho. Sin embargo, una promesa solamente tiene valor, si quien promete es una persona íntegra. La promesa de un mentiroso es como el viento que llega y desaparece.
En el universo no existe nadie más confiable que Dios. Desde el principio, Dios ha hecho Sus obras a través de Sus palabras, Su palabra es eterna y no puede fallar. Por Su palabra, Dios creó el universo, el mundo y todo lo que en él hay.
Dios cumple sus promesas, ¿lo sabes? a veces tenemos un sin número de interrogantes en nuestras mentes que nos hacen dudar de Dios y si podrá cumplir lo que nos prometió.
¿Estás esperando por tu bendición? ¿Hay algo que Dios te prometió y aún no llega? ¿Decías acaso, cuándo ahora sí, me toca el turno? ¿Has creído que la bendición no era para ti, aunque la procuraste con lágrimas? ¿Hasta has ayunado por eso y nada ha sucedido? ¿Creíste una mentira que te condenaba y piensas que no mereces esa promesa cumplida?
Hoy quiero enseñarte un juramento hecho por alguien que no miente.
“El Señor Todopoderoso ha jurado: «Tal como lo he planeado, se cumplirá; tal como lo he decidido, se realizará.” Isaías 14.24 NBV
Dios ha jurado por sí mismo: TODO lo que te ha dicho se cumplirá. Él ha decidido bendecirte y esto quiere decir que todo saldrá justo como Él lo ha planeado para ti.
Mi Dios nunca llega tarde ni temprano, Él siempre llega a tiempo.
Las promesas de Dios se esperan con paciencia y con fe. ¿Cómo esperar cuando estás esperando? Con expectativa, con alegría, con la seguridad de quien prometió siempre cumple. Así que no lo dudes… Un nuevo tiempo inicia, vas a recibir algo que tú no conocías, pero que estaba desde allá arriba listo para ser enviado, ese aliento del cielo… Son más fuerzas de las que has tenido en toda tu vida.
Cuando te vea la gente, quedará asombrada porque dirán “… pero yo a ella la veo rejuvenecida, llena de fuerza. ¿No era ella la que necesitaba un transporte y ahora tiene el auto de sus sueños en la puerta de su casa? ¿No era ella a la que le robaron? ¿Acaso Dios, no te devolvió siete veces más y mejor de lo que se llevaron?”.
Nuestro amigo José, en un solo día, pasó de ser esclavo a gobernador de Egipto y fue restaurado en todo. Aprendió a soñar con las promesas de Dios.
“Todas las promesas que ha hecho Dios son «sí» en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos «amén» para la gloria de Dios.” (2 Corintios 1.20)
Las promesas representan la manera que Dios usa para establecer su voluntad en la tierra. Nuestra ignorancia o pasividad en cuanto a las promesas de Dios puede determinar la calidad de nuestra vida.
2 Corintios 1:20 NBV “Él hace lo que dice y cumple las promesas de Dios. Y nosotros, por medio de Cristo, respondemos «amén», para gloria de su nombre”.
En otras palabras, cada promesa que Dios ha hecho al hombre durante la historia sigue vigente y está disponible para quien la tome.
¿Cómo alcanzamos sus promesas?
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Llena tu mente y tu corazón con una visión de la promesa ya cumplida. Meditándola de día y noche hasta que sea real en tu corazón (Josué 1:8)
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Mantén los ojos en la promesa y no en las circunstancias (2 Corintios 4:18)
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Proclama la promesa en voz alta constantemente.
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Declara que ya es tuya (2 Corintios 4:13, Proverbios 18:20-21)
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Actúa y habla como si fuera la verdad (Santiago 1:23-25)
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Nunca dudes del poder de la promesa de Dios
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Decide que vas a recibir lo que Dios dice (Santiago 1:6-8)
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No dejes de creer, hablar y actuar hasta que haya llegado la manifestación.
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No te rindas nunca (Hebreos 6:12)
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Sigue haciendo la voluntad de Dios (Hebreos 10:35-36)
Mi oración por ti es: 1 Tesalonicenses 2:13 NBV “Por eso, no dejamos de dar gracias a Dios, pues cuando les predicamos la palabra de Dios, ustedes la oyeron y la aceptaron, no como si fuera palabra de hombres, sino como lo que realmente es: palabra de Dios. Y esta palabra los transforma a ustedes los creyentes”.
Una nueva senda está por abrirse ante tus ojos… No dejes de creer, de orar, de esperar con paciencia, porque Dios no miente, si Él dijo… ¡ya está hecho!
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