“Dios de Israel, tú eres un Dios justo; no me dejes pasar vergüenza. ¡Sálvame, pues confío en ti! Préstame atención, ven pronto a socorrerme. Protégeme como una enorme roca, rodéame como una alta muralla. ¡Tú eres la roca que me protege! ¡Tú eres la muralla que me salva! Guíame y dirígeme, pues así lo prometiste. No me dejes caer en la trampa que me han puesto mis enemigos; ¡tú eres mi protector! Tú eres un Dios fiel. ¡Sálvame! ¡Mi vida está en tus manos!” Salmos 31:1-5 TLA
Si pudiera algún día conversar con David, el rey autor de muchos salmos, esto es algo de lo que quisiera decirle: «Gracias por ser real». No sé si en la eternidad será posible; pero si lo fuera, creo que esas serían mis palabras. Al menos, algunas de ellas.
En este tiempo los Salmos de David me han confortado, me han bendecido, me llenaron de paz, secaron mis lágrimas, trajeron paz, se llevaron la ansiedad pues me mostraron a un hombre que pasa por luchas, un hombre que se cansa de perdonar, se siente de más la mayor parte de la veces, alguien que mete la pata a cada rato… me encanta lo genuino de David. Cero perfección, vulnerable como el solo.
Los salmos fueron escritos por personas tristes, alegres, frustradas, a veces solitarias, temerosas, valientes, llenas de amor, llenas de rabia. Por estos días el mundo vive momentos oscuros, bajos; días en el valle de la tribulación, la incertidumbre, el temor, la ansiedad. Y, ¿sabes?, los momentos oscuros de la vida pueden llevarnos a muchos lugares, nosotros tenemos que decidir a cuál iremos.
En el Salmo 31 veo a un David pidiendo ayuda a Dios. David era alguien que sabía a dónde acudir cuando pasaba por momentos difíciles y de debilidad. Dios escucha nuestras oraciones. Corramos a Dios y abracémosle con el corazón.
v.7 “Tu bondad me llena de alegría, pues me viste sufrir y me cuidaste”
Este es un buen recordatorio que, en medio de las circunstancias difíciles, siempre habrá un motivo de alegría. La misericordia de Dios, que se renueva día a día. Esa misericordia que cada 24 horas nos hace un depósito en nuestro tanque espiritual.
Es una alegría que no depende de las circunstancias, sino de Dios, que domina las circunstancias y que no solo nos escucha, sino que ve nuestra angustia. ¡No estamos solos en esta situación!
Nuestras vidas están seguras en Dios: yo sé que tenemos un enemigo microscópico, dañino y poderoso. Pero no estamos solos en esta lucha.
v.14-15 ¡Pero tú eres mi Dios! ¡En ti he puesto mi confianza! Mi vida está en tus manos; ¡sálvame de mis enemigos!
Los Salmos nos enseñan a orar correctamente.
Cuando he pasado por momentos de soledad, siempre un salmo ha traído la inyección que necesitaba para tomar fuerzas. Cuando no sepas qué hacer, lee un salmo. ora un salmo, memoriza un salmo, descansa pensando en un salmo.
v.21 “¡Bendito seas, Dios mío! Cuando yo estuve en problemas me mostraste tu gran amor.”
Dios nunca nos deja, no nos ignora, no nos expulsa por más malas acciones que hagamos, recuerda la misericordia renovada cada día.
Siempre que estuve en problemas, Dios estuvo allí, quizá no lo vemos, mucho menos lo sentimos, pero nos salvó de algo peor, nos mostró su amor.
v.24 Todos ustedes, los que confían en Dios, ¡anímense y sean valientes!
Los tiempos son duros, pero nuestro Dios es fuerte y nos anima a ser valientes. Enfrentemos estos días con coraje, aunque tengas miedo, no cedas a él, borra la negatividad de tu vida. Y confía que Dios está de tu lado como tu protección segura.
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