“Cuando
siento miedo, confío en ti, mi Dios, y te alabo por tus promesas;
Confío en ti, mi Dios, y ya no siento miedo. ¡Nadie podrá hacerme daño jamás!”
Salmos 56:3-4
Puedes estar seguro de que el temor se te presentará al comienzo de cualquier cosa que intentes hacer para beneficiarte a ti o a alguien más. No está mal sentir miedo, lo que está mal es no vencerlo. No sobreponerte, no sacudirte, y seguir avanzando. No siempre vamos a ser valientes, algunas veces vamos a sentir miedo y debemos continuar aún con miedo. Aprenderás a caminar con fe aún con amenazas de temor, mucha gente me pregunta si siento temor cuando me pongo delante de un auditorio lleno de personas para hablar, y puedo decir con sinceridad que no, pero sí hubo un tiempo en que lo tenía. Hubo un momento en que tuve que decidir que el temor me gobierne o yo lo gobernaba a él. Me daba vergüenza decir en el bus “bajan en la esquina” no utilizaba mi voz, me auto silencié.
Hay un proverbio alemán que dice que el temor hacer al lobo mayor de lo que es.
Yo creo que una fobia es un temor con esteroides, y las fobias son destructores vitales.
Debemos cuidarnos de no tener fobias porque transmitimos ese temor a nuestros seres queridos.
El diccionario Webster Merriam dice que son un temor exagerado, habitualmente inecplicable e ilógico a un objeto determinado, una clase de objetos o una situación.
Una fobia es un temor abrumador, es duradera, causa intensas reacciones físicas y psicoloógicas, y puede afectar a la habilitad de funcionar normalmente en el trabajo o en ambiente sociales.
Hay una fobia para cada situación:
- A la gente (inclusive miedo a hablar en público)
- A los animales
- A las alturas
- Agorafobia (temor a los lugare públicos, especios abiertos o viajar.
- Claustrofobia
- A volar
- A la sangre(heridas/infecciones
- Al agua
- A las tormentas
- Al estar en una multitud
Encontré también fobias muy peculiares: a las verduras, a los botones, a los payasos, a las rodillas, a las mariposas, a perder la cobertura del teléfono movil…
Siempre recuerda que cuanto màs tiempo dejes de algo permaneza, más tiempo te llevará librarte de ello.
Cuando sientas miedo, cree un promesa de Dios.
La única manera de conquistar el temor es confrontarlo y hacer aquello que te da miedo. Cuando confrontamos cosas, siempre descubrimos que la peor parte del temor estaba en nuestra mente, y que la realidad no es tan mala como la habíamos imaginado. Jamás aceptes un consejo del miedo.
Jesús dijo en Mateo 6:27 “¿Creen ustedes que por preocuparse vivirán un día más?”
Somos nosotros los que decidimos nuestras alegrías y miedos, mucho antes de que los vivamos. La preocupacione jamás arregla nada. Más bien, ata el miedo con la acción.
¡Vive confiando en Dios!
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