“Dios de Israel y Dios del universo, tú eres mi Dios. Tú conoces mis tonterías; ¡no te puedo esconder mis errores! ¡No dejes que por mi culpa queden en vergüenza los que confían en ti! ¡No dejes que por mi culpa sean puestos en ridículo los que buscan agradarte! “ Salmos 69:5-6 TLA
Leí este Salmo y me encantó saber que el Dios del universo que conoce mis tonterías, no existe un Dios como nuestro. Que sepa todo de nosotros y siga prestándonos atención cuando lo único que queremos es hablar con alguien.
Existen momentos en la vida en el que sentimos un gran peso, como que nos estamos hundiendo en problemas y no hay quien nos salve. Los discípulos de Jesús se sintieron desesperados al ver la tormenta, eran vientos huracanados que no esperaban, así sucede con las tempestades, ellos experimentaron una oscuridad absoluta, se sintieron solos enfrentando el mundo.
v.14-15 “¡Líbrame de los que me odian! ¡Sácame del barro en que me hundo! ¡Sácame de esta profunda corriente que me arrastra! Siento que me traga un remolino; ¡no me dejes morir!”
¿Qué hacer cuando sentimos que nos hundimos? ¡No hay dónde apoyar el pie! Sentimos que todo se tambalea y nos arrastra hacia la corriente. ¿Te cansaste de pedir ayuda? El salmista decía v.17 “No me des la espalda, pues estoy en problemas; ¡date prisa!”
Pensaba hoy: ¿Por qué caminaba Jesús sobre las olas? Sencillamente para demostrarle a sus discípulos que no se preocupen por las olas porque Él está por encima de ellas. Lo que te supera a ti, no supera a Dios.
Cuando nosotros vemos que nos hundimos, Dios nos rescata. Cuando nos hundimos es el momento perfecto para que Dios se convierta en nuestro salvavidas. Clic para tuitearLas formas de Dios no son precisamente nuestras formas, cuando nosotros pensamos que ya la fregamos, que no hay escapatoria, Dios se las agencia para ayudarnos. Siempre me río las veces que se hicieron cosas para molestarme, para ponerme cabe, para sacarme de mi propósito y Dios revirtió todo ese mal para mi bien. ¿Qué pensaron nuestros enemigos?
Éxodo 15:9-10 TLA “Nuestros enemigos pensaron: “¡Vamos a perseguirlos! ¡Vamos a darles alcance! ¡Vamos a acabar con ellos! ¡Les quitaremos todo lo que tengan, y nos lo repartiremos!” Pero tú soplaste con fuerza y los hundiste en el mar.¡En medio de las aguas poderosas se hundieron como plomo!
¿Quién se hundió? ¿A quién le fue mal? ¡Dios nos libró, y lo seguirá haciendo!
Aun rodeado de personas, puedes sentir que nadie te entiende. Podemos habernos hundido por nuestras propias decisiones y tonterías.
Cuando sentimos que nos hundimos es cuando no sentimos a Dios cerca pero paradójicamente es cuando más cerca está. Si uno deja que sea Dios quien nos guíe, entonces no solo nos llevará a dar muy buenos resultados, sino que también nos dará la fuerza para poder avanzar en todas las áreas de nuestra vida. La clave está en dejarnos enseñar por Dios e incluirlo en todos nuestros asuntos.
3 cosas que debemos aprender cuando nos sentimos hundir:
Jesús ora por ti antes que pases por la tormenta: Jesús es tu primer intercesor. Cuando hay algo que te preocupa o te asusta, que no puedes resolver, lleva esa cargas a Dios porque Él desea ayudarte.
Jesús está contigo en el momento más oscuro
La cuarta vigilia de la noche es donde menos luz se puede observar. La hora gris, en la que no es ni de noche, ni de día. Fue allí donde Jesús se acercó a la barca para darles ayudarles.
Jesús te ayuda a vencer tus temores
Les dijo: “Cálmense, no tengan temor YO SOY”. Jesús es YO SOY. No es pasado ni futuro. El nombre de Dios es presente… Él sigue siendo. ¡Él sigue siendo el mismo de ayer, hoy y por los siglos! Aunque estés en tu momento más difícil, Jesús está contigo para librarte de cada batalla.
Dios se va a manifestar en el momento oportuno. ¡Él es todo lo que necesitamos! Por tanto, si te sientes en medio de alguna batalla personal, recuerda que no estás solo y que por más oscuro que parezca todo, Jesús está a tu lado para guiarte y llevarte hasta la otra orilla. Él es quien mejor conoce tus luchas y sabe exactamente cómo ayudarte. Sólo anímate y pon tu mirada en Jesús, ten paciencia y da pasos de fe.
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