“les dio seguridad para que no tuvieran miedo, pero hizo que a sus enemigos se los tragara el mar. ” Salmos 78:53 TLA
Nada puede detener la fuerza de la poderosa presión del agua. Menos de metro medio de agua puede levantar un carro que pesa muchísimos de kilos y moverlo a su antojo. Probablemente has visto en las noticias reportes donde casas enteras son arrastradas durante una enorme inundación o ciudades por un maremoto.
De la misma forma, puedes tener obstáculos que parecen insuperables o sueños que parecen inalcanzables, pero permíteme animarte con este cuando Dios te protege, puedes estar seguro de que nada ni nadie puede hacerte daño. Nadie podrá detenerte. Esta enfermedad puede parecer grande, pero cuando Dios está de tu parte y te protege, Él liberará sanidad para ti y esa enfermedad no tendrá oportunidad en tu vida. Tus opositores podrán ser fuertes, más financiados, y mejor equipados, e inclusive más famosos, pero Cuando Dios abre las compuertas, ellos no podrán compararse a ti. ¡Ten la seguridad que Dios te defiende! Clic para tuitear
Tal vez no tengas las conexiones o los recursos que necesitas, pero cuando Dios está contigo, gente que ni conoces te ayudará, tienes la seguridad suficiente para mandarte y saber que Dios te abrirá las puertas. Él es tu mejor tarjeta de presentación. Encuentras circunstancias favorables, oportunidades, las personas adecuadas te buscarán.
No tengas miedo, todos los días tomamos decisiones y enfrentamos opciones. Debemos elegir vivir con seguridad y no vivir con temor. No podemos tener las dos. Tú eliges: Ser decididos en vez de indiferentes.
Los temores, al igual que los bebés, crecen cuando se los nutre. Una cosa es tener los nervios de punta, pero igual lanzarte a la piscina, enfrentar esos miedos, no dejes que eso te domine.
El miedo nos pone un lazo que nos impide avanzar. Esto me recuerda la historia del elefante encadenado: El elefante estaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio era evidente: ¿Qué lo mantenía entonces? ¿Por qué no huye? El elefante no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño. Cierra los ojos e imagínate al pequeño elefante recién nacido sujeto a la estaca. En aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Puedes ver, cómo seguramente muchas noches se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía… Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino: estar atado irremediablemente a aquella estaca.
Así aprendí por fin que ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo, no escapa porque cree, pobre, que NO PUEDE. Él tiene el registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás, jamás desde que de pequeño se dio por vencido, intentó poner a prueba su fuerza otra vez…
Todos somos un poco como ese elefante del circo: vamos por la vida atados a cientos de estacas que nos restan libertad, que limitan nuestras posibilidades. Vivimos creyendo que un montón de cosas “no podemos” simplemente porque alguna vez, antes, cuando éramos niños, o incluso cuando éramos adultos pero no teníamos esa competencia o habilidad, probamos y no pudimos. Hicimos, entonces, lo del elefante, grabando en nuestro recuerdo: NO PUEDO, NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ.
¿Cuáles son tus estacas principales? ¿Cuáles son las justificaciones o excusas que te das a ti mismo o a los demás por no hacer lo que te gustaría o lo que realmente quisieras? ¿Cómo podrías liberarte de ellas?
La segunda parte del versículo dice que a sus enemigos hizo que se lo tragara el mar…
Algo que debemos entender es que no podremos avanzar mientras estemos tratando de desquitarnos de nuestros enemigos. O dejamos que Dios sea que nos defienda o seguimos cargando con el resentimiento.
Hay muchas cosas que podemos guardar, como los buenos recuerdos, guardar agradecimiento, pero nunca guardemos rencor.
Larry Bielat dijo: “La persona que no puede perdonar quema el puente que tal vez un día necesite cruzar” Clic para tuitearPerdona, libérate de tus estacas, vive con seguridad y sin miedo.
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