“Si Dios no construye la casa, de nada sirve que se esfuercen los constructores. Si Dios no vigila la ciudad, de nada sirve que se desvelen los vigilantes. De nada sirve que ustedes se levanten muy temprano, ni que se acuesten muy tarde, ni que trabajen muy duro para ganarse el pan; cuando Dios quiere a alguien, le da un sueño tranquilo.”
Este Salmo nos enseña que la vida sin Dios no tiene sentido. Todas las metas de la vida (por ejemplo: edificar una casa, obtener una carrera profesional, establecer una familia) deben tener a Dios como cimiento.
Construir tiene un significado muy amplio en lo material, pero también en lo espiritual; en nuestra vida hay cosas que nos edifican y otras que no, existen claramente proyectos en nuestra vida que queremos edificar y llevar adelante. Y por supuesto, nos dedicamos a edificar nuestro hogar, pero ¿Podemos hacerlo solos?
Dios no solamente es el arquitecto de nuestras vidas, sino que también es el un gran estratega; es increíblemente organizado y tiene una manera de hacer fluir las cosas que nos deja asombrados.
Durante las horas más sombrías de la Guerra Civil, cuando le preguntaron a Abraham Lincoln si estaba seguro de que Dios estaba del lado de la Unión, respondió con sinceridad: “No lo sé, no he pensado en eso. Pero estoy ansioso por saber si nosotros estamos del lado de Dios” ¿de qué lado estamos? Podemos esforzarnos, cansarnos, desvelarnos, servir con todo, ser los primeros en levantarnos, los últimos en acostarnos, trabajar muy duro y todo hacerlo en nuestras fuerzas sin que Dios esté en el asunto.
Nada es permanente a manos que se establezca sobre los cimientos correctos. Nada es permanente a menos que se construya sobre la voluntad de Dios, de lo contrario de nada sirven nuestros esfuerzos.
Nuestra propia fuerza nunca es suficiente. Nuestros esfuerzos humanos débiles y falibles fracasarán, y seremos víctimas de todas las formas de egoísmo y preocupación, ansiedad y miedo, y orgullo y control.
En muchas ocasiones tenemos planes perfectamente trazados, los recursos dispuestos, todo muy bien cronometrado; pero lamentablemente nos encontramos dando vueltas en círculos, una y otra vez, y en el mismo lugar donde comenzamos. La pregunta es, cuánto estamos tomando en cuenta a Dios en nuestros planes, en nuestros proyectos. No cometas el gran error de dejar a Dios fuera de tu plan. Clic para tuitear
Tengamos en cuenta a Dios, como parte integral de nuestros proyectos; como partícipe de todo lo referente a nosotros, no podemos actuar de forma ajena e ignorar que Dios también tiene planes para nuestra vida ¿Estamos dispuestos a dejar de lado nuestros propios anhelos por completo, y en su lugar que sean los planes de Dios los que se cumplan en nuestra vida? De ser así, seguramente saldremos ganando, porque Dios tiene grandes planes para nuestra vida.
Aliarnos con Dios para edificar nuestros sueños, siempre será un proyecto que con seguridad nos llevara a un buen puerto. Clic para tuitearJuntándonos con Dios, siempre estaremos el equipo ganador; Él nos guiará a tomar las decisiones correctas, Él nos guía, abre y cierra las puertas adecuadas, y se queda con nosotros durante todo el proceso, hasta que nuestra obra, sueño, proyecto este completado.
Confía hoy tu camino a Dios, aunque tu corazón sienta desmayar, permítele hablar por un momento a tu vida, y recordarte que están recorriendo el camino juntos Clic para tuitear, y que la obra que Él ha empezado, no descansará hasta verla terminada.
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