Salmos 135:6 dice “Dios hace lo que quiere en el cielo y en la tierra, en el mar y en sus profundidades.”
Si Dios no fuese soberano sobre todo en el universo, entonces no tendríamos razones para confiar en Él y atesorar sus promesas. Seguro sería una deidad frustrada e infeliz. ¿Qué sentido tendría adorar a un «dios» incapaz de hacer lo que quiera? ¿Cómo seríamos felices en Él?
Lo que la Biblia nos dice aquí es que Dios es soberano. ¿En qué consiste su soberanía? La soberanía de Dios consiste en que Él tiene la autoridad y el poder para llevar a cabo todo aquello que Él quiere que ocurra, sin dar explicaciones o rendir cuentas a nadie.
Esta soberanía significa que cuando Dios hace algo, no fue porque alguien lo obligó a eso, sino porque Él quiso hacerlo. Y cuando Dios permite algo (trátese de un sufrimiento presente o cualquier otra cosa) fue porque en un sentido Él quiso que eso ocurriera conforme a sus propósitos.
En otras palabras, Dios está detrás de todo lo que pasa. Por lo tanto, aunque en nuestros momentos difíciles no tenemos todas las respuestas que quisiéramos, sí tenemos la certeza que más necesitamos: podemos confiar en que Dios gobierna todo en nuestras vidas para nuestro bien.
Generalmente queremos que Dios esté en todas partes, menos en el trono. A lo largo de la historia, vemos con agrado que Dios desde el cielo dirija la creación, pero cuando el ser humano ve a un Dios que se sienta en el trono y se dispone a gobernar nuestras vidas, a veces parecemos rechinar los dientes.
Le decimos “¡Cómo es posible que hayas permitido que me suceda una cosa así!” Y es que cuando las cosas no salen como queremos, cuando no entendemos lo que Dios esta haciendo, nos enojamos con Él y pretendemos darle un golpe de estado para volver a tomar el control y para hacer finalmente nuestra voluntad. Sin recordar que no hay atributo más reconfortante para nosotros, que la soberanía de Dios. Esa es nuestra tranquilidad: El ser más bueno, el que más nos ama, el que dio su vida por nosotros, Aquel que es sabio y todopoderoso, es quien está en control de todo lo que nos sucede. Así que relajémonos y confiemos.
Dejemos de comportarnos como los asesores de Dios y molestarnos contra Él como lo hizo Job 33:12-13 “¿Por qué te quejas de que Dios no te responde? Estás muy equivocado; Dios es más grande que nosotros.”
No debemos resistirnos a la soberanía de Dios, Él sabe lo que hace por qué lo hace, en el tiempo en que lo hace. Dejemos que Dios sea Dios, y no tratemos de hacer su chamba (trabajo). Cada quién en lo suyo, nosotros fuimos enviados a este mundo con un manual de instrucciones que es la Biblia. Dios quiere ser la brújula de tu vida, quien guía tu camino. Cedámosle el control, hay cosas que no podremos controlar porque no somos mandraque, tampoco pulpos, simplemente soltemos y avancemos.
A medida que tu fe crezca, vas a encontrar que ya no necesitas controlar las cosas. Las cosas van a fluir según la voluntad de Dios, y podrás fluir con ellas para obtener mayor felicidad y beneficios.
Quisiera que recuerdes esto aunque estés molesto, enojado, confundido, frustrado, desilusionado e impaciente, siempre recuerda quién es Dios.
Dios es quien sigue estando en control de todo.
Dios es bueno
Dios es justo
Dios es veraz
Dios es fiel
Aunque creamos que está ausente, Él sigue estando presente.
Dios lo sabe todo, lo puede todo y está siempre presente.
Él es soberano y tiene un plan; uno mucho mayor que lo que puedo ver en estos momentos. Tengo que respetar el hecho de que Él es Dios, yo no. Es su tiempo, no es el mío. Sus caminos son más altos que todo lo que podré comprender… Clic para tuitearSpurgeon decía que la soberanía de Dios es la almohada sobre la cual reposas tu cabeza. Clic para tuitear Descansa en esa verdad, Dios sabe lo que hace, todo pasa por algo, Él tiene el control!
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