“Cuando me encuentro en problemas, tú me das nuevas fuerzas. Muestras tu gran poder y me salvas de mis enemigos. Dios mío, tu cumplirás en mí todo lo que has pensado hacer. Tu amor por mí no cambia, pues tú mismo me hiciste. ¡No me abandones!” Salmos 138:7-8
Dios es un Dios de propósitos. No hay nada en este universo que esté de más pues aun las cucarachas tienen un propósito. Por decir algo, la luna… sin ella sería imposible vivir en este planeta. Ella limpia los océanos y las costas de todos los continentes. Sin las mareas que crea la luna, todas nuestras playas y nuestros puertos serían un pozo hediondo de basura y sería imposible vivir cerca de ellos. A causa de las mareas que la luna controla, continuas olas rompen en las costas con lo que se airean los océanos del planeta y proveen así oxígeno para el plancton, que es el fundamento mismo de la cadena alimenticia de nuestro mundo. Sin el plancton no habría oxígeno y el hombre no podría vivir en la tierra.
¿Verdad que la luna, deshabitada y todo, tiene propósito? Pero, ¿sabes? aun el polvo realiza una increíble función. A pesar de que a diario tenemos que echarlo fuera de nuestras casas. Si no fuera por el polvo, nunca veríamos el cielo azul. A 27 kilómetros por encima de este planeta, no hay polvo de la tierra y el cielo, a partir de allí, es siempre negro. Es más, si no fuera por el polvo, nunca llovería. Una gota de lluvia se compone de ocho minúsculas gotitas de agua y cada una de esas gotitas envuelve una ínfima partícula de polvo. Sin estas, el mundo se resecaría y la vida dejaría de existir. Como ves, hasta el polvo tiene su razón de ser. ¿No la tendrás, acaso tú? Hoy Dios quiere que sepas que no estás de sobra en esta tierra, que tienes que descubrir el propósito que Él tiene para tu vida.
Cada vez que Dios manifestó su presencia a alguien, fue para decirle el propósito que tenía para su vida.
Cuando Dios crea a Adán y Eva en Génesis 1:28 les revela su propósito.
Cuando Dios se le aparece a Noé igualmente le da un propósito. Lo envía a construir un arca y le dice que con su familia repoblaría la tierra.
Cuando Dios se le aparece a Abraham le muestra su propósito en Génesis 12:2-3.
Con Moisés ocurrió igual. Apenas conoció a Dios, supo que libraría a su pueblo de Egipto. Al principio, trató de hacerlo en su tiempo y en sus fuerzas y mató a un egipcio, por lo que tuvo que huir al desierto. Pero de allí, Dios lo sacó para que esta vez, ambos llevaran a cabo la tarea juntos. Y así, Moisés pudo cumplir su propósito y librar a Israel de la esclavitud de Egipto y llevar al pueblo hasta la Tierra Prometida.
Dios tiene tantos propósitos para nosotros como personas hay en la tierra. No digas: “Ah, pero eso era para Abraham, eso era para David. Yo no soy ninguno de ellos.” ¿Sabes que nuestro Dios no hace diferencia en las personas? Él tiene un propósito para todo ser humano y yo creo que no debemos compararnos con los demás ni pensar que un propósito es más grande que otro. Lo único grande es que lo cumplamos fielmente.
El problema es que cuando no sabemos el propósito de Dios para nuestra vida, solemos inventarnos uno nosotros mismos. Descubre tu propósito. Si tienes un poderoso por qué, tendrás el cómo que necesitas. Quien no tiene propósito es como un barco sin timón. Aquello que busca tu corazón determina cómo vivirás. Mientras que el propósito hace lo que debe; el talento hace lo que puede. Debemos saber que Dios cumplirá su propósito en nuestras vidas.
Martin Luther King, hijo, dijo: “Si el hombre no descubre algo por lo cual morir, no tiene aptitud para vivir”
Una vida sin propósito es una muerte prematura.
No estarías vivo si Dios no tuviera un propósito para ti.
Salmos 33:11 TLA “Pero Dios cumple sus propios planes, y realiza sus propósitos.”
Aquello en lo que crees es la fuerza que determina lo que logras o no en la vida.
Leave A Reply