Salmos 144:1-2 TLA “¡Bendito seas, mi Dios y protector! ¡Tú me enseñas a luchar y a defenderme! 2 ¡Tú me amas y me cuidas! Eres mi escondite más alto, el escudo que me protege…”
Desde el principio, Dios se ha mostrado como un Dios protector. Nos protege del mal, nos libra de las adversidades, nos cuida cual ovejitas nuestro buen Pastor. Cuando sentimos que nadie nos defiende, que nadie vela por nosotros, recuerda que allí está tu Dios protector blindándote para que nada ni nadie te haga daño.
Es cierto que hay muchas injusticias, que hay personas que en el día a día nos hieren, nos lastiman, nos hacen sentir que Dios no está con nosotros, pero cuando esas cosas suceden, tenemos una pregunta que ronda en nuestra mente: ¿Dónde estaba Dios cuando eso me sucedía? ¿Dónde estaba Dios cuando murió mi ser querido? ¿Dónde está Dios ahora mismo? La respuesta de antes y la respuesta de ahora es la misma: ¡Dios está allí contigo! Estuvo antes, estará mañana y seguirá junto a ti. Clic para tuitear Pero ¿cómo fue que no hizo nada? Eso es lo que tú y yo pensamos… Existen ciertas circunstancias que nos sirvieron para madurar, otras que aprendimos dándonos golpes contra la pared y nos dolieron, pero nos enseñaron que nunca más volveremos por el mismo camino.
La enseñanza duele, pensamos que es la vida quién nos enseña y quien nos prepara, pero es DIOS, siempre fue Él quien nos protegía. No permitió que te mates cuando pensabas suicidarte… Allí estaba contigo, envió a Su ángel en forma de mamá para que te protegiera cuando tu papá los abandonó y envió a un vecino que les llevaba comida cuando no tenían qué comer. Es Dios protector quien nos libra de accidentes, que nos salva de morir, que nos extiende la felicidad.
Dios es todo lo bueno que nos podemos imaginar y cuando nos separamos de Él, comenzamos a sufrir. Le sucedió a Adán y Eva, quienes estaban en su paraíso protegidos por Dios, hasta que se les ocurrió hacerse los independientes, tomar sus propias decisiones y fallarle a Dios, no sólo salieron de su protección, sino que salieron de su bendición.
Cuando nos separamos de Dios es como si nuestro seguro de vida expirara, es como si camináramos por el mundo desnudos, tal y como le sucedió a Adán y a Eva. Me recuerda el pasaje de Juan 15 cuando dice: “Separados de mí, nada puedes hacer”. A veces me pregunto, ¿cómo es que los discípulos de Jesús soportaron que los golpearan, que los llevaran a la cárcel, que les hicieran daño por predicar el evangelio y a pesar de eso continuaban y continuaban y continuaban? Y la respuesta me la dio la Biblia. ¡Ellos sabían que Dios era su protector!
Génesis 28:15 TLA “Yo estaré contigo, y no te abandonaré hasta cumplir lo que te he prometido. Te cuidaré por dondequiera que vayas, y te haré volver a esta tierra».” Clic para tuitearDios no nos va a abandonar en el proceso y es lo mismo que necesitamos saber tú y yo. Nos presionan las dificultades, pero Dios está con nosotros como aquel calmante trayéndonos paz, cargándonos en sus brazos y ayudándonos cuando las fuerzas se nos terminan. Nos pueden venir a aplastar gigantes más grandes que nosotros, pero Dios es más grande que nuestros problemas y más gigante para protegernos… Quien se mete contigo, se mete con Dios.
Nos desesperamos porque esa es nuestra naturaleza, pero con Dios, hasta el más acelerado e impaciente tiene que volverse calmado y esperar en Dios. Nos persiguen las deudas, nos persiguen los amigos para volver atrás, pero Dios no nos va a abandonar en esta carrera, el Dios que nos protege, nos lleva la delantera y nos hace porras para seguir avanzando. Si aún permanecemos con vida, eso significa que Dios está haciendo su trabajo: nos está protegiendo y lo está haciendo muy bien.
Podemos orar el Salmos 144:1-15 TLA ¡Bendito seas, mi Dios y protector! ¡Tú me enseñas a luchar y a defenderme! ¡Tú me amas y me cuidas! Eres mi escondite más alto, el escudo que me protege..
Leave A Reply