Hoy puedes sentir que te llueve sobre mojado, que aparecen olas llamadas problemas. ¿Qué te parece si en este momento conocemos al Dios que trae calma en medio de la tormenta?
Mateo 14: 22-25 TLA “Después de esto, Jesús ordenó a los discípulos: «Suban a la barca y vayan a la otra orilla del lago. Yo me quedaré aquí para despedir a la gente, y los alcanzaré más tarde. 23 Cuando toda la gente se había ido, Jesús subió solo a un cerro para orar. Allí estuvo orando hasta que anocheció. 24 Mientras tanto, la barca ya se había alejado bastante de la orilla; navegaba contra el viento y las olas la golpeaban con mucha fuerza. 25 Todavía estaba oscuro cuando Jesús se acercó a la barca. Iba caminando sobre el agua.”
Eran entre las 3:00am y las 6:00am y se desataba la tormenta, el mar de Galilea se caracterizaba por tormentas intempestivas, las cuales producen olas de gran altura. Y los discípulos se encontraban en un gran problema, no sólo la barca donde viajaban estaba a punto de hundirse, el viento les era contrario y Jesús viajó a ellos andando en el mar. Tú te preguntarás ¿por qué Jesús no vino a sus discípulos nadando? La respuesta es muy sencilla: Tu Dios está por encima de cualquier adversidad.
La vida que hoy vivimos está llena de problemas y de adversidades, pero Dios ya estuvo allí y promete no dejarte solo en medio del mar, sino que viene a tu encuentro para ayudarte. ¿A quién tendremos en la barca de nuestras vidas? ¿Quién nos conducirá en medio de la adversidad? Cuando dices “No puedo resolver las cosas”, Dios te dice “Yo dirijo tus pasos”. Entonces vas a caminar sobre el mar igual que tu maestro y no caminarás solo, sino que Él estará contigo.
El mayor problema de los discípulos no era la tormenta, tampoco las olas, sino que permitieron el temor en sus vidas. El temor pone lazo en nuestras vidas, el temor nos paraliza, nos limita… El temor te hace ver los problemas más grandes de lo que son en realidad como gigantes. No mires lo grande que son los problemas, no mires lo alto de las olas, muéstrales lo grande que es tu Dios.
El temor nos puede hacer ver lo que no es. Por eso, los discípulos pensaron que lo que veían era un fantasma. Pero cuando tú escuchas a Dios, lees la Biblia, te familiarizas con la voz de Dios y sabes cuándo te habla. En los momentos difíciles en lo que tienes que creer, no es en los fantasmas o en otras cosas, en lo que tienes que creer es en Dios.
Enseguida Dios te va a hablar. Hoy deberías estar diciéndole a Dios: “Háblame en medio de mis tormentas”, “Quiero escucharte en mis momentos más duros”. Dios viene a nuestro encuentro en medio de la tormenta para salvarnos, para extendernos su mano y decirnos: “Ten ánimo, Yo Soy, no temas”. Dios habla a tu corazón y te dice que tengas ánimo. Sí, no te desanimes, no te dejes hundir porque viene a salvarte.
Jacob dijo en Génesis 35:3 TLA “… cuando estuve en problemas, él me ayudó. Por dondequiera que he andado, Dios siempre ha estado conmigo”
A Moisés le dijo “Yo soy el que soy”. El Gran Yo Soy no depende de nadie, para él todo es posible. Tu Dios tiene todo el poder del mundo. Yo Soy tu Libertad, Yo Soy tu Sanador, Yo Soy tu Padre, Yo Soy tu Ayudador, Yo Soy todo lo que tú necesites. No temas. Puede que olas de adversidad se hayan levantado: Olas de enfermedad, olas de deudas, pero no consientas el temor en tu vida porque tu Dios que creó el mar, el cielo y la tierra está contigo. Nunca te dejará ni te abandonará.
Mateo 14: 28-33 TLA “Entonces Pedro le respondió: Señor, si realmente eres tú, ordena que yo camine también sobre el agua y vaya hasta donde tú estás. 29 Y Jesús le dijo: ¡Ven! De inmediato Pedro bajó de la barca. Caminó sobre el agua y fue hacia Jesús. Pero cuando sintió la fuerza del viento, tuvo miedo. Allí mismo empezó a hundirse, y gritó: ¡Señor, sálvame! 31 Entonces Jesús extendió su brazo, agarró a Pedro y le dijo: Pedro, tú confías muy poco en mí. ¿Por qué dudaste? En cuanto los dos subieron a la barca, el viento dejó de soplar. 33 Todos los que estaban en la barca se arrodillaron ante Jesús y le dijeron: ¡Es verdad, tú eres el Hijo de Dios!
Pedro lejos de preocuparse por que Dios cambie sus circunstancias, él se preocupó por estar cerca de Jesús, oyéndolo, caminando junto a Él. Por eso, decidió andar sobre las aguas con Jesús. El único lugar donde podemos refugiarnos es en la presencia de Dios. Con el único con el que debemos buscar un sacrificio vivo es con nuestro Dios.
Si quieres encontrarte con Dios en el mar, no mires tus circunstancias, ni lo alto de las olas, sólo míralo a Dios. Que cuando sientas que lo que vives es muy fuerte, tanto que te duele el corazón es porque Dios te tiene asido, agarrado con tal fuerza para que nadie te aparte de Él.
Leave A Reply