Hay días que huelen mal, y que apestan. Lo que no sabemos es que las plantas se están abriendo y floreciendo, son las que están llenas de crecimiento. El abono, tan mal como huele, le está dando a las plantas nutrientes y minerales valiosos que no podrían obtener por sí solas.
En una manera similar, todos pasamos por cosas en la vida que apestan. Y nos preguntamos ¿por qué está persona me hizo este mal? ¿Por qué estoy en cama con esta enfermedad? ¿Por qué perdí a mi principal cliente? ¡Apesta todo! Necesitamos cambiar nuestra forma de ver el abono.
Si, te doy la razón, huele mal. Parece como si te hubieran echado un montón de estiércol. Eso te desanima, pero si mantienes tu fe, no será un obstáculo; te va a fortalecer. Las cosas apestosas como la traición, la decepción, la pérdida te están preparando para un nuevo crecimiento, para florecer, para abrirte, para convertirte en todo para lo que fuiste creado. Clic para tuitear
Lo cierto es que no podemos alcanzar nuestro máximo potencial sin el abono. Lo apestoso no está trabajando en tu contra; está trabajando a tu favor. Quizá huele mal durante un rato, pero si tú sigues haciendo lo correcto, llegará una nueva temporada de crecimiento y de oportunidades de nuevos niveles para tu destino.
En la vida vas a pisar abono, serás abonado, te encontrarás con personas apestosas en el camino. ¡No te deprimas por ello! No digas: Apesta, no puedo creer que esto haya sucedido. Ten en cambio la actitud: Sé que esto es abono, y que Dios me está preparando para algo mayor.
Si pasamos por la peste con la actitud correcta, no permitiremos que nuestra vida se agrie, Dios va a tomar lo que ha sido pensado para tu mal y lo usará para tu bien. Clic para tuitearAsí le sucedió a José que dijo: “En lo que a mí respecta, Dios convirtió en bien el mal que ustedes quisieron hacerme, y me puso en el alto cargo que ahora desempeño a fin de que salvara la vida de mucha gente.” Génesis 50:20 NBV
Quizá sientas que has tenido más que suficiente de cosas apestosas; equivocaciones, decepciones, sueños rotos. A José sus hermanos lo metieron en un pozo, le robaron sus vestidos, lo vendieron como esclavo, estuvo en la cárcel y todo ese abono, lo preparó para que vaya a un lugar más alto del que nunca se hubiera imaginado.
José pasó de la cisterna a la prisión y de allí directamente al palacio. La cisterna o el pozo no es el final de la historia, y la prisión no es capítulo final. El destino de José es el palacio.
Este no es el momento para sentir lástima por ti mismo y vivir con resentimiento, pensando en todo lo que has pasado. Es el momento de prepararte. Dios permitió el abono para prepararte y vayas a un lugar donde no puedes ir por tu cuenta.
¿Qué pensamientos crees que pasaban por la mente de José cuando estuvo encerrado en el pozo o en la cárcel injustamente? ¡Esto no me va a ganar, este abono no hará que yo renuncie a mis sueños, me está haciendo más fuerte y me está preparando para nuevos niveles.
Todos tenemos situaciones apestosas en la vida, pensemos de otra manera ¡Esta dificultad no me va a derrotar; me va a promover! ¡No me va a detener; me van a ayudar!
Dios no habría permitido que suceda algo en tu vida a menos que tuviera un propósito. Me gustaría enseñarte que no sólo atravieses por esto, crece a través de ello. Desarrolla carácter, persevera, confía, aprende, y vive con seguridad.
Hoy puedes oler apestoso pero recuerda que es el abono, vendrán tiempos en los que florezcas y olerás a tu flor favorita.
Leave A Reply