Una vida sin fe, es una vida que avanza sin esperar nada y llega al final sin conseguir nada, la vida de fe es desafiarnos a constantemente conseguir algo aún cuando parezca imposible.
Nuestro destino no depende de cuanta suerte lleguemos a tener en la vida sino que depende de en quién creemos, y de cómo estamos creyendo.
“Por eso, cuando Dios le dijo a Abraham que le iba a dar una descendencia numerosa, Abraham lo creyó y tuvo esperanza, aun cuando aquello parecía imposible. Y así llegó a ser padre de muchas naciones. 19Y su fe no se debilitó ni él se preocupó de que, a la edad de cien años, fuera demasiado viejo para ser padre. Tampoco le dio importancia al hecho de que su esposa Sara fuera estéril. 20Abraham no fue incrédulo a la promesa de Dios ni dudó jamás. Al contrario, fortaleció su fe y así le dio gloria a Dios y le dio las gracias por aquella bendición antes que se produjera”. Romanos 4:18-20 NBV
Abraham fue un hombre que recibió una promesa de parte de Dios, donde Él le decía que sería Padre de Multitudes y que su descendencia bendeciría las naciones de la tierra. El pequeño detalle era que Abraham tenía casi 100 años y su esposa Sara también… Ellos no habían podido tener hijos pues ella era estéril. Pero Abraham es conocido en la Biblia como el Padre de la Fe porque a pesar de su edad y la esterilidad de su mujer, este hombre creyó en Dios, pero no como todos creyó con esperanza. Abraham no miró las circunstancias que lo rodeaban sino que decidió mirar al Dios de las circunstancias.
¿Cómo estamos creyendo? Algunos tenemos una fe que está sofocada por la mascarilla, otros una fe aún cuarentena, tenemos que creer con esperanza.
“—¿Que si puedo? —dijo Jesús—. Cualquier cosa es posible si crees”. Marcos 9: 23 NBV
La palabra imposible no existe en el diccionario de la fe. Saben este mundo y nuestro país necesita más gente que se especialice en creer en lo imposible, confiar en Dios por lo improbable, más gente que se atreva a intentarlo, más gente que se desafíe a creer sin ver, a confiar sin pruebas, a esperar con expectativa y mantenerse en pie cuando todo nos hace estar boca abajo.
Imposible es algo que nadie puede hacer hasta que alguien lo hace.
Pensar que el hombre podía volar era imposible hasta que alguien lo hizo.
Pensar que los trasplantes de corazón eran imposibles hasta que alguien lo hizo.
“Por la fe, Abraham, cuando fue llamado para ir al lugar que iba a recibir como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba”. Hebreos 11:8 NBV
Hay una relación directa entre fe y obediencia. La fe muchas veces nos va demandar ser obedientes a Dios. Y eso fue lo que pasó con Abraham, Dios le dijo que saliera de su nación porque lo llevaría a una tierra de bendición pero Dios nunca le dijo dónde estaba esa tierra. Dios simplemente le dijo: “Sígueme”. Dios quería probar no solo la fe de Abraham sino también su obediencia.
Abraham se atrevió a dar pasos de FE. Si nosotros termináramos de leer este capítulo del libro de Hebreos, nos daríamos cuenta que el autor combina siempre la fe y la obediencia porque ambas son inseparables.
Alguna vez los discípulos de Jesús le dijeron: “Maestro, ora para que aumente nuestra fe” y Jesús les respondió: “Si quieren más fe sean más obedientes”. Si nosotros queremos que nuestra fe crezca, tenemos que aprender a ser más obedientes.
“Estén alertas; sean fieles al Señor. Pórtense con valor y sean fuertes”. 1 Corintios 16:13 NBV
Al creer con esperanza nos mantenemos firmes a pesar de los problemas.
Abraham no fue el Padre de la fe porque su fe fuera muy grande. Este hombre muchas veces tuvo luchas, temores y dudas pero por lo que se le admira a Abraham es que por 25 años tuvo fe y creyó en la promesa que Dios le había dado.
A pesar de todas las luchas que pasó Abraham, él fue un hombre que se atrevió a creerle a DIOS y tuvo una fe perseverante hasta obtener bendición. Nuestra fe muchas veces será puesta prueba, pero es ahí donde se hace más firme.
Cuando crees con esperanza esa fe que nos sostiene en los momentos difíciles y aún cuando no vemos resultados y las circunstancias no cambian, siempre debemos confesar: “Dios no importa lo que venga contra mí. No importa cuando se tarde mi milagro, no me importa lo que digan las circunstancias, yo seguiré confiando en ti”.
Demasiadas personas hoy en día basan lo que creen, hacen y dicen en lo que otros creen, hacen o dicen pero nosotros creemos, hacemos y decimos lo que dice la Biblia.
Nuestra fe tiene que ser lo suficientemente sólida en creer que Dios no solo nos va ayudar a cumplir nuestro propósito en la tierra sino también en que después de esta vida hay una vida eterna junto a Él.
“Regocíjense en la esperanza, tengan paciencia si sufren y nunca dejen de orar.” Romanos 12:12 NBV
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