“Pero no me voy a igualar ni a comparar con los que por ahí andan hablando de lo excelentes que son. El problema de estos es que se comparan entre sí y se miden de acuerdo con sus propios conceptos. ¡Qué tontería!” 2 Corintios 10:12 NBV
Dejemos de competir con todo aquel que nos rodea y centrémonos en correr nuestra propia carrera para ser mejores en aquello que Dios nos hizo ser.
Cuando sueltas esa necesidad de competir, es muy liberador. No tenemos que impresionar a nadie. No tenemos que demostrar nada. No tenemos que estar a la altura de nadie, ni esforzarnos por correr esa carrera. Debemos vivir seguros de quién somos. Clic para tuitear
La única persona con quien compites es contigo mismo. Clic para tuitearSé lo mejor que puedas ser, el mejor tú posible. Puede que no seas tan exitoso como, o tan rico como, pero está bien. El mejor tú puede que no sea tan delgado como tu hermana, pero está bien. El mejor tú puede que no sea tan extrovertido como tu amigo, pero está bien. Siéntete feliz con ser la persona que Dios creó. No puedes distraerte y perder tu enfoque comparándote con los demás. Corre tu propia carrera. Clic para tuitear
Yo creo que Dios nos hizo diferentes a propósito, que aburrida sería la vida si todos intentáramos ser como el otro. Dios no nos creó para que nos comparemos y compitamos.
Algunas personas son inseguras porque prestan demasiada atención a lo que otros hacen, dónde van, lo que visten, dónde viven, cuantos seguidores tienen. En cambio, deberíamos permanecer centrados en nuestras propias metas.
Las personas con confianza, felices y seguras destacan, no se intimidan con facilidad, no se sienten inferiores si no visten a la moda, o tienen el físico perfecto. Entienden que no están en competencia, están enfocada en ser lo mejor que puedan ser.
Toma lo que Dios te dio a ti, tu altura, tu peso, tu personalidad y sácale el máximo provecho. Exprime tus talentos. Clic para tuitear Tu carrera es en tu ritmo, Dios no te medirá comparándote con otros; tampoco te juzgará según lo que un compañero logre. Dios te juzgará por lo que hayas hecho con lo dones que te Él te dio. Él está interesado en cuán confiado y seguro eres.
El Nuevo Testamento, Juan estaba bautizando a cientos de personas y forjándose un nombre cuando alguien le preguntó: ¿Tú, quién eres? en Juan 1:19. Juan sabía lo que realmente le estaban preguntando, y sin vacilar dijo: “Yo no soy el Cristo” (v.20).
Juan sabía quién era, y también sabía quién no era. Es importante saber lo que eres, porque si no entiendes tus limitaciones, puede que te alejes de lo que Dios te llamó para hacer. El orgullo y la competencia pueden hacer difícil algunas veces admitir lo que no eres. La buena noticia es que nadie puede ser mejor tú que tú mismo.
Celébrate a ti mismo, tienes todo lo que necesitas para cumplir el destino que Dios te ha dado. Clic para tuitear
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