“Confía en el Señor con todo tu corazón, y no confíes en tu propia inteligencia” Proverbios 3:5 NBV
La preocupación no te hace ningún bien y puede afectar nuestras vidas de manera negativa. Estoy segura que habrás observado lo absolutamente impotente que te sientes cuando te preocupas o te sientes ansioso, la preocupación es completamente inútil, no sirve para nada. Preocupándonos no conseguimos nada, solo es tiempo perdido. Clic para tuitear
Los que andan preocupados a menudo también se les cambia el humor, son mas gruñones, una reciente investigación dice que el 87% de todas las enfermedades están relacionadas con patrones de pensamiento erróneos.
La preocupación está bajo el encabezado de “pensamiento negativo” se dice también que pensamos cerca de 30 mil pensamientos al día y mediante una vida pensante descontrolada, creamos condiciones que son favorables para la enfermedad:¡Nosotros mismos nos hacemos enfermar!
A pesar del hecho de que la preocupación no nos hace ningún bien y realmente es perjudicial para nuestra salud y bienestar, parece plagar a multitudes de personas, quizá tú que lees tienes una o muchas preocupaciones en mente en estos momentos. Es humano por naturaleza estar preocupados por las malas situaciones que se viven en nuestro país, o las cosas que suceden en el mundo, pero si no tenemos cuidado, podemos fácilmente llegar a preocuparnos, y sentirnos temerosos, y podemos terminar fallándole a Dios porque la preocupación evita que confiemos en Dios. Peor que eso, al preocuparnos terminamos ayudando al diablo en su meta de atormentarnos.
A mí me resulta más fácil evitar preocuparme si sigo recordándome a mí misma que es una total perdida de tiempo y que no hace ningún bien en lo absoluto. La preocupación es como una silla mecedora, nos mece hacia adelante y hacia atrás, siempre está en movimiento y nos mantienen ocupados, pero nunca nos lleva a ninguna parte. De hecho, si lo hacemos demasiado tiempo, ¡nos agota!
La preocupación es sencilla: es no confiar en que Dios se ocupe de de las diversas situaciones que hay en nuestra vida. Clic para tuitear La mayoría de nosotros hemos empleado nuestra vida intentando ocuparnos de nosotros mismos, y toma tiempo aprender cómo confiar en Dios en cada situación. Aprendemos haciéndolo. Tenemos que dar un paso de fe y, a medida que lo hagamos, experimentaremos la fidelidad de Dios, y eso nos hace más fácil confiar en Él la próxima vez.
Con demasiada frecuencia confiamos en nuestras capacidades, creyendo que podemos solucionarlas cómo ocuparnos de nuestros propios problemas. Sin embargo, la mayor parte del tiempo, después de toda nuestra preocupación y esfuerzo por hacerlo solos, no llegamos, somos incapaces de producir soluciones adecuadas. Dios, por otro lado, siempre tiene soluciones para las cosas que nos hacen estar ansiosos y preocupados.
Cuando estábamos ansiosos por cosas, también hablamos de ellas incesantemente porque lo qué hay en nuestro corazón finalmente sale por nuestra boca. Mateo 12:34. Cuanto más pensamos y hablamos de nuestros problemas, más grandes se vuelven. Un asunto relativamente pequeño puede crecer y convertirse en un gran problema meramente porque nos enfocamos demasiado en él. En lugar de meditar en el problemas, podemos meditar en la fidelidad de Dios y recordarnos a nosotros mismos que no hay necesidad de preocuparnos. Clic para tuitear
Confiar en Dios nos muestra cómo entrar en descanso, hallar reposo es un lugar de paz donde podemos disfrutar de la vida mientras esperamos que El resuelva nuestros problemas y cuide de nosotros. Tenemos que cederle el control a Dios y dejar de preocuparnos.
Llegó el momento de decirle a Dios: Confió en ti por completo, no voy a preocuparme. Cuando más pienses en esta verdad, más te encontrarás escogiendo la confianza por encima de la preocupación. Clic para tuitearPiensa en esto por un momento ¿De qué te preocupas más? ¿Cómo puedes liberar tu preocupación a Dios? Toma un tiempo para escribir todas tus bendiciones, eso te ayudará a no abrumarte con los problemas.
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