El rey David perdió la alegría de vivir y dijo en el Salmos 51:10-13 NBV “Crea en mí un corazón limpio, Dios, y renueva la rectitud de mi espíritu. No me arrojes de tu presencia. No quites de mí tu santo Espíritu. Devuélveme el gozo de tu salvación y dame anhelo de obedecerte. Entonces enseñaré tus caminos a otros pecadores, y éstos volverán a ti” Ya nada era igual, no sentía lo mismo y eso sucede a menudo cuando nos alejamos de Dios, cuando le fallamos, perdemos las ganas de todo: Estamos “anti todo” antes, el deseo de David por estar en la presencia de Dios era tan grande que superaba cualquier obstáculo con tal de estar cerca de Él.
Para este tiempo, Dios ya le había quitado un hijo y David sabía lo que era sentir un dolor profundo por la pérdida de un ser querido, ya sabía lo que era sentir que no existen fuerzas para avanzar. Cuando eso nos pasa, es que necesitamos ser renovados por Dios.
“¡Y les daré un corazón nuevo, les daré intenciones nuevas y rectas, y pondré un espíritu nuevo en ustedes! ¡Les quitaré sus corazones de piedra, tercos e insensibles, y les daré nuevos corazones, llenos de amor y buenas intenciones! Y pondré mi Espíritu dentro de ustedes para que sigan mis instrucciones y hagan todo cuanto es justo y agradable para mí” Ezequiel 36:26-27 NBV
Si estás cansado o frustrado, sientes desanimado, siembras, pero no cosechas, trabajas, pero no hay fruto y tu corazón se ha endurecido pues ya no late fuerte por Dios… Es hora de buscar tu renovación en Dios.
“Estamos acosados por problemas, pero no estamos vencidos. Enfrentamos grandes dificultades, pero no nos desesperamos. Nos persiguen, pero Dios no nos abandona- nunca. Nos derriban, pero no nos pueden destruir… Por eso, nunca nos damos por vencidos. Aunque este cuerpo nuestro se va desgastando, por dentro nos renovamos cada vez más” 2 Corintios 4:8-9 y 16 NBV
¡Renuévate como las águilas!
El águila es el ave con mayor longevidad en su especie. Llega a vivir 70 años, pero para llegar a esa edad, a los 40 debe tomar una seria y difícil decisión. A los 40 años, sus uñas están apretadas y flexibles y no consigue tomar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico largo y puntiagudo se curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas y sus plumas gruesas. ¡Volar se hace ya tan difícil! Entonces, el águila tiene solamente dos alternativas: Morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que durará 150 días.
Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga la necesidad de volar. Después de encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo. Luego, debe esperar el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas. Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, comenzará a desplumar cada una de sus plumas viejas. Solo después de cinco meses, saldrá para su vuelo de renovación y a vivir 30 años más.
En nuestras vidas, muchas veces tenemos que pasar por este mismo proceso de renovación para continuar un vuelo, debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos que nos causaron dolor. Solamente libres del peso del pasado, podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre trae.
Aun cuando tus reservas estén agotadas, puedes ir a la fuente de tu renovación a buscar más, para volver a llenarte de Dios. Vendrán tiempos mejores porque Dios está contigo.
“Pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas: emprenderán vuelo como si tuvieran alas de águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no desfallecerán” Isaías 40:31 NBV
Dios tiene un renuevo para ti. Aprendamos a renovarnos en Dios cada día.
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