“Entonces el faraón colocó en el dedo de José el anillo con el sello real, como señal de su autoridad, lo vistió con ropas muy finas y le puso la cadena real de oro en el cuello, y proclamó: —¡Mira que hoy te pongo a cargo de toda la tierra de Egipto! Además el faraón le dio a José la segunda carroza real, y por dondequiera que iba pregonaban delante de él: —¡Doblen las rodillas! El faraón entonces le dijo a José: —Yo, el faraón de Egipto, declaro que tendrás completa autoridad sobre toda la tierra de Egipto, de modo que nadie podrá hacer algo sin tu permiso. El faraón le cambió el nombre a José por el de Zafenat Panea. Además, le dio por esposa a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de Heliópolis. Fue así como José quedó a cargo de Egipto. Tenía treinta años cuando entró al servicio del faraón. José salió de la presencia del faraón, y comenzó a recorrer todo Egipto” Génesis 41: 41-46 NBV
Dios le estaba diciendo a José que iniciara una nueva temporada en su vida pues ya no iba a pasar el tiempo en vano, sino que lo mejor de su vida estaba a punto de comenzar. Así tú, serás puesto a cargo de algo muy grande. Es decir, no tienes ni idea de tu capacidad, ahora tienes que comenzar a trabajar y a servir de acuerdo con tu propósito, para lo que fuiste creado y darás mucho fruto. Un anillo oficial será puesto en tu vida, esto es el favor de Dios que brillará sobre ti dándote autoridad. No importa si no lo tienes en forma física, lo tienes en una forma espiritual. Sí, Dios está colocando su anillo y nuevas vestiduras sobre ti.
Antes, nosotros teníamos que rogar ser invitados, ser considerados y hacer muchas cosas para sobresalir, ahora las cosas cambian porque ya hay una reserva a tu nombre, eso quiere decir que Dios asignó un puesto para ti, tu eres su invitado de honor, y nadie puede tomar tu puesto porque la misión está asignada y lleva tu huella digital, El Dios que abre caminos, está vez te dice estoy abriéndote el paso para que vayas por todo lo que tengo para ti.
Zafnat Panea que significa revelador de cosas escondidas o revelador de secretos en hebreo. ¿Te imaginas ir caminando por el mundo como un revelador? Dios es un Dios de revelación y la comparte contigo. Su sabiduría está sobre tu vida para guiarte y para enseñarte y también significa que Dios habla y vive.
¿Qué hizo que José alcanzará todas estas promesas?
“Dios en su gran poder nos ha concedido lo que necesitamos para llevar una vida piadosa. ¡Lo hizo cuando conocimos a Aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia! 4Dios nos ha dado preciosas y grandísimas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción de este mundo debido a los malos deseos, puedan ser partícipes de la naturaleza divina” 2 Pedro 1:3-4 NBV
José fue un hombre que a pesar de todas las tentaciones y presiones supo huir del pecado y se aferró a sus promesas.
Yo he conocido muchas personas con grandes promesas, pero cedieron a las tentaciones y perdieron sus promesas y toda la bendición que Dios tenía para sus vidas. Recuerda que, mientras más cerca está la promesa, más tentaciones y pruebas recibimos. Es también, donde más firmes debemos estar.
Romanos 4:20-21 NBV “Abraham no fue incrédulo a la promesa de Dios ni dudó jamás. Al contrario, fortaleció su fe y así le dio gloria a Dios y le dio las gracias por aquella bendición antes que se produjera. ¡Estaba completamente seguro de que Dios cumple sus promesas!”.
Las promesas se conquistan por fe.
José fue un hombre que recibió las grandes promesas de Dios por fe. La duda y la incredulidad quieren robarnos las promesas, pero es ahí donde yo más aferrado debo estar a mi promesa. Nunca te fijes en las circunstancias sino fíjate en la promesa que Dios tiene para ti. Así vivas situaciones difíciles y pienses que ya no puedes más, cree en sus promesas, mírate viviendo tu promesa y camina hacia ella.
“Y cuando se acercaba el día en que Dios cumpliría la promesa que le había hecho a Abraham, ya el pueblo se había multiplicado enormemente en Egipto” Hechos 7:17 NBV
Aprende a esperar en tu promesa.
Abraham “el padre de la fe” tuvo que esperar un tiempo para que la promesa se haga una realidad en su vida. Nosotros también debemos aprender a esperar el tiempo de nuestra promesa. Existen promesas que son a corto, mediano y largo plazo, pero todas las promesas tienen un tiempo de maduración. Es decir, Dios siembra la promesa en nuestro corazón, pero la semilla de la promesa da fruto en su tiempo.
Mucha gente pierde sus promesas porque simplemente no están dispuestos a esperar. Mi consejo es: Vive en santidad como José. Espera la promesa de Dios, no dudes que Él la cumplirá y conquístala por fe.
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