La gran mayoría de veces tiendo a exigirme mucho, quiero ser productiva, eficaz, dar soluciones a los problemas y resolver los pendientes antes de tener una lista grande de quehaceres.
Estuve leyendo Juan 15-4-10 NBV “Sigan unidos a mí, y yo seguiré unido a ustedes. Así como una rama no puede dar fruto por sí misma, separada de la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si están separados de mí. »Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que está unido a mí, como yo estoy unido a él, dará mucho fruto. Si están separados de mí no pueden hacer nada. El que no está unido a mí lo echan fuera y se seca. Así como le pasa a las ramas que se recogen, se echan al fuego y se queman. Si ustedes siguen unidos a mí y mis palabras permanecen en ustedes, pueden pedir lo que quieran y se les dará. Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y de esa manera muestran que son mis discípulos. »Así como el Padre me ama a mí, así también yo los amo a ustedes. No se aparten de mi amor. Si obedecen mis mandamientos, no se apartarán de mi amor, así como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y su amor no se aparta de mí.”
La alegoría de Jesús es sencilla es como el cuidador de la viña. Él vive y ama para persuadir lo mejor para sus vides. Él te consiente, te poda, te bendice y te corta. Su propósito es uno: ¿Qué puedo hacer para incitar la producción? Dios es un horticultor capaz que supervisa cuidadosamente la viña.
Y Jesús desempeña el papel de la viña. Los que no somos jardineros podemos confundir la vida y la rama. La vid es la raíz y el tronco de la planta, y lleva nutrientes a las ramas. Jesús hace una afirmación sorprendente: Yo soy la vida y ustedes son las ramas. Jesús es la verdadera raíz de la vida. Si algo bueno llega a nuestras vidas, Él es el conducto. Clic para tuitear
¿Y quienes somos nosotros? Somos las ramas. Las que damos fruto como dice Gálatas 5:22 -23 NBV “ En cambio, este es el fruto que el Espíritu produce en nosotros: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, 23 humildad y dominio propio. “
El Padre cuida, Jesús alimenta. Nosotros recibimos y las uvas aparecen. Nuestra tarea no es la fertilidad, sino la fidelidad. El secreto es dar frutos y vivir sin ansiedad no es tanto hacer, sino permanecer. Clic para tuitear
Permanecer, es estar en casa, estar seguro, estar en Él. Nuestro lugar de refugio es estar con Dios. Nos sentimos cómodos en su presencia y somos libres para nuestro yo verdadero. Sabemos cómo movernos en él. Conocemos su corazón y su camino. Descansemos en él, encontremos nuestro alimento en él. Su techo de gracia nos protege de las tormentas de la culpa, sus muros de protección nos mantienen a salvo, su chimenea nos calienta de los solitarios inviernos, abrazados a Él somos más fuertes.
La rama nunca suelta a la vid. ¡Nunca! La tarea primordial de la rama es aferrarse a la vid. Clic para tuitearNuestra meta no es dar fruto. Nuestra meta es mantenernos adheridos.
Cuando un padre va con su hijo a la calle lo toma de la mano y le dice: “sostén mi mano”. No le dice: Memorízate el mapa, trata de esquivar el tráfico, sólo le da una instrucción: “sostén mi mano”
Dios hace lo mismo con nosotros. No te sobrecargues con listas de pendientes. No nutras tu ansiedad con el miedo de no cumplirlas. Tu meta no es conocer cada detalle del futuro. Tu meta es sostener la mano de Aquel que nunca jamás te la suelta. Clic para tuitear
“Por ello les aconsejo que no se preocupen por la comida, la bebida o la ropa. ¡Es mucho más importante tener vida y un cuerpo, que tener qué comer y qué vestir! Fíjense en los pájaros, que no siembran ni cosechan ni andan guardando comida, y el Padre celestial los alimenta. ¡Para él ustedes valen más que cualquier ave! ” Mateo 6:25-26 NBV
Fíjense, ves a las aves tranquilas y felices haciendo donde se las da gana, no están estreñidas, no están con el ceño fruncido, ni están malhumoradas o gruñones, tampoco parecen tener sueño. Las aves cantan, silban, vuelvan muy alto. Ojito ojito, no siembran ni cosechan, dejan que Dios las alimente. ¿Estamos al cuidado de Dios? O nos hemos divorciado de Él.
¿Cómo desarmamos la ansiedad de nuestra vida? Almacenemos en nuestra mente los pensamientos de Dios. Satura tu corazón con la bondad de Dios. Él no está preocupado en que produzcas, sino en que permanezcas en Él. Que seas fiel, que vivas a su lado. Fíjate si nos hemos equivocado de nuestras funciones, y necesitamos ser más como los pajarillos. Dejémonos apapachar por Dios.
Leave A Reply