Hebreos 12:1-4 NBV “Por eso, también nosotros, que estamos rodeados de tantos testigos, dejemos a un lado lo que nos estorba, en especial el pecado que nos molesta, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Mantengamos fija la mirada en Jesús, pues de él viene nuestra fe y él es quien la perfecciona. Él, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz y no le dio importancia a la vergüenza que eso significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Por eso, piensen en el ejemplo que él nos dejó, pues siguió adelante a pesar de tanta oposición por parte de los pecadores. Por tanto, no se cansen ni pierdan el ánimo, ya que en la lucha que ustedes tienen contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.
Este pasaje habla de permanecer firme, de no desanimarse y perseverar en la fe. Desde el momento que le dimos lugar en nuestra vida a Jesús, estamos corriendo una carrera. La cual no es una carrera de velocidad sino más bien de resistencia. Es necesario llegar a la meta… Por tanto, debemos cuidar el corazón y seguir a pesar de las heridas del alma hasta llegar a lo que Dios tiene preparado para cada uno de nosotros. ¡Tenemos el mayor ejemplo en Cristo Jesús! Él corrió la carrera, pasó los obstáculos y llegó a la Meta Suprema.
Entonces, ¿cómo permanecer firme? Hay cuatro puntos que debemos tener en cuenta para llegar al objetivo que Dios ha pensado para cada uno de nosotros:
1. Evitar el peso. Evita las cargas innecesarias, no le des lugar a las distracciones. Tú tienes tu propia carrera. Es decir, no te compares con otros, puesto que cada uno tiene sus tiempos y sus objetivos. No permitas que los demás intenten que cumplas con sus expectativas. Tú tienes tu propia carrera. El éxito no tiene que ver con números o logros sino que es el estar viviendo en la voluntad de Dios y en su tiempo. ¡Sé fiel en lo poco porque Dios te va a dar mucho más! No te compares, enfócate en tus metas y sigue con el propósito que Dios ha dispuesto para ti. No le des lugar a la duda ni al desánimo. Isaías 43:18 habla de no habitar en el pasado. No cargues con equipaje demás. Si has tomado malas decisiones, ya es tiempo de perdonarte y perdonar a quienes te han herido. ¡Tu presente es más valioso que tu pasado! ¡Hoy puedes elegir mirar hacia lo que Dios va a hacer en tu vida! ¡Eso es fe!
2. Recordar la recompensa. Si te preguntas, ¿para qué sirven los esfuerzos, la santidad, el perdón? Es porque debemos recordar que las razones para mantener la fe tienen que ver con imitar el ejemplo de Jesús. Él tuvo que pasar por el oprobio, la vergüenza, la burla y la humillación. Sin embargo, llegó a lo que Dios esperaba de Él porque tenía bien en claro el objetivo. No apunta a la cantidad de acciones buenas sino más bien a lo que cree tu corazón. Sin duda, el mirar hacia adelante con esperanza, es lo que Él espera de ti. ¡Al final del camino te espera tu recompensa! Dios ve tu perseverancia, aunque nadie más lo note (1 Corintios 9:25-27). Este verso nos habla de enfocarse y no darle lugar a la distracción. ¡La recompensa que te espera en esta vida es buena pero no se compara con lo que Dios ha dispuesto para ti en el plano eterno! La Palabra dice que debemos ser esforzados y no dar solo lo que nos resulte fácil, siendo perezosos. ¡Levántate y resplandece porque la recompensa para tu vida será hermosa! (Hebreos 6:12).
3. Resistir el desánimo. Si quieres terminar lo que has comenzado, no hay que darle lugar al desánimo sino seguir adelante. Aunque es fácil a veces perder el ánimo, el Señor dice que optes por no abandonar las fuerzas. El desánimo no es un espíritu, sino que es una elección. Se puede pensar bien o pensar mal, abocarse a ver lo positivo o enfocarse en lo negativo. Se puede valorar las virtudes y buscar cambiar las debilidades o compararse con otros y hundirse en la queja. Cuando uno se comienza a desanimar ya no es efectivo y se desactiva espiritualmente. La vida es difícil para todos pero hay quienes eligen desanimarse y hay quienes eligen creerle a Dios y levantarse. Es tu elección. ¡Aunque vengan momentos difíciles, las puertas de bendición van a abrirse y vas a ver el milagro!
Gálatas 6:9 NBV “Así que no nos cansemos de hacer el bien, porque si lo hacemos sin desmayar, a su debido tiempo recogeremos la cosecha”.
No te canses de hacer el bien. Y puede que sea más fácil pelear que estar en paz o no hacer nada que comprometerse con la obra del Señor. ¡Sin embargo, cuando uno busca hacer y vivir de una manera agradable a Dios las fuerzas serán renovadas por Él mismo y podremos seguir en la carrera hasta llegar a la recompensa! Recuerda que la gente más importante del mundo, los nombres que resaltaron en la historia fueron personas comunes que no se desanimaron y persiguieron, con determinación, sus objetivos hasta ver su sueño hecho realidad.
4. Continuar tu relación con Dios. Esto se refiere a tu tiempo de oración familiar y a solas, tu tiempo de predicar al que no cree, tu tiempo de servicio en la iglesia. Dios quiere que vuelvas a hacer lo que dejaste de hacer. Aunque nuestro hombre exterior se va desgastando el interior se renueva cada día. ¡Busca un momento para estar a solas con el Señor, busca su presencia para volver a avanzar y sentirte sólido otra vez porque Dios te va a llevar a la meta!
Es demasiado pronto para desistir. Si tienes cargas que vienen del pasado, es tiempo de dejarlas en el pasado. Quita toda distracción del medio y enfócate en lo que Dios te está llevando a realizar. Sigue adelante porque ¡Dios va a sorprenderte! La fe muchas veces es probada para ver lo que hay realmente en el corazón y para que puedas experimentar la lealtad de Dios. Es donde el fuego vuelve a levantarse y los milagros vuelven a ocurrir. Es fácil darle gracias al Señor cuando uno ve el fruto pero lo hermoso es darle las gracias cuando uno todavía no tiene nada. ¡Dios tiene lo mejor para ti! ¡Corre tu carrera porque Dios es quien está contigo!
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