Cuando Dios pone una promesa en tu corazón, aunque parezca imposible, debemos tener la fuerte convicción que nada ni nadie puede convencernos de lo contrario.
Tu informe médico quizá diga que no te vas a recuperar, que el cáncer en vez de retroceder avanzó, o las notificaciones de las deudas sigue llegando y no hay cuando paren. Todas las circunstancias pueden indicarte que no vas a cumplir con tus sueños, que son muy lejanos, que las promesas de Dios no se cumplirán, que nunca conocerás a la persona correcta, o no que nunca verás a tu familia restaurada. Pero en lo profundo de tu ser tienes una confianza: sabes que Dios sigue ahí y que algo hará.
Dios es mayor que cualquier obstáculo. Él ya tiene una manera. Él está haciendo algo tras bambalinas. No te desalientes si esto toma demasiado tiempo. No te quejes si se produce un revés en tu vida. Ten una confianza inconmovible en Dios.
2 Corintios 5:7 TLA “Pero, aunque no lo podamos ver, confiamos en él.”
Cuando las circunstancias parecen imposibles, mira al Dios de las promesas, piensa en lo que te dijo, aliéntate en su verdad. Que tu actitud cambie por completo porque aunque no puedas ver lo que Dios está haciendo, Él nunca miente. No seas movido por lo que ves, se movido por lo que crees.
No seas movido por lo que te dicen, sé movido por lo que sabes que Dios te dijo. Si Dios está conmigo, ¿Quién se atreve a estar contra mí?
2 Corintios 1:20 TLA “Y todas las promesas que Dios ha hecho se cumplen por medio de Jesucristo. Por eso, cuando alabamos a Dios por medio de Jesucristo, decimos «Amén».”
Dios tiene la última palabra en tu vida.
Tu actitud debe ser: no va a cambiarme el mundo por lo que dice el informe médico, sé que Dios puede hacer lo que la ciencia médica no puede hacer. Sé que Dios creó mi cuerpo. Los médicos pueden tratarme, pero sólo Dios puede sanarme.
No soy movido por la economía que sube y que baja, ni por mi situación laboral, porque sé que Dios suple mis necesidades. Él nos ha prometido prosperarme incluso en época de recesión.
A Abraham Dios le dio una promesas de que su esposa tendría un hijo. En lo natural, dar era imposible para ellos. Abraham y su esposa Sara se acercaban a los 100 años de edad.
Romanos 4:20-21 “nunca dudó de que Dios cumpliría su promesa. Al contrario, su confianza era cada vez más firme, y daba gracias a Dios. Abraham estaba completamente seguro de que Dios tenía poder para cumplir su promesa.”
¿Cómo podría confiar Abraham antes algo tan improbable como eso? Cuando no hay ni un rayo de esperanza, la fe de Abraham no flaqueó, con la matriz muerta de Sara, 0 probabilidades de que suceda un milagro, pero no consideró las circustancias, no miró el vientre de Sara y ¿tú, qué estas mirando? Si solo consideras los puntos negativos, terminarás desalentado, te llenarás de dudas y te alejarás de lo mejor de Dios.
No te enfoques en lo grandes de tus problemas, sino enfócate en lo grande que es tu Dios.
Él hizo existir el mundo con sus palabras; Él situó las estrellas en el espacio. Él no está limitado por lo natural; Él tiene un poder sobrenatural.
Puede que los negocios vayan lentos, pero si Dios dice que prosperarás en el desierto así será.
Cuando te enfocas solamente en los sentimientos de desaliento y soledad, puede que no seas capaz de prever que nada bueno suceda en tu vida; pero cuando consideras a Dios, te das cuenta de que tus mejores días están por delante, y que tu futuro será más brillante que tu pasado. Las mayores historias no están a tus espaldas; están por delante de ti.
¿Vas a mirar a tus circustancias? O ¿vas a mirar a tu Dios? Si a Dios se le llama EL GRAN YO SOY, nos está diciendo que Dios es todo lo que necesitamos. Si estás enfermo, Dios es tu sanador. Si estás preocupado, Dios es tu paz. Si te sientes solo, Dios es tu amigo. Si tienes problemas, Dios es tu libertador. Si necesitas un descanso, Dios lleva tus cargas.
Cambia tu enfoque, dale play a la fe, a la expectativa, aférrate a la esperanza. Confía que Dios abrirá un camino, aunque no veas camino alguno. Deja de buscar en google información sobre la enfermedad, dale las gracias a Dios porque cada día estás más fuerte y más sano y tu sanidad total viene en camino.
Se necesita la misma cantidad de energía para preocuparse que para creer, así que utiliza tu energía para los propósitos correctos.
Cuando hacemos mayor y más grande a Dios, los problemas se vuelven pequeños. Cuando magnificas a Dios en lugar de magnificar tus dificultades, surge la fe en tu corazón, y esa fe te mantendrá persuadido. Presta atención en aquello en lo que te enfocas, sé consciente de lo que anda dando vueltas en tu mente todo el día y considera a Dios por encima de todo.
Leave A Reply