Hay una mujer en la Biblia de la que no se menciona el nombre sino la provincia de dónde proviene. Este pasaje lo encontramos en 2 Reyes 4:8-10 TLA “Un día, Eliseo fue al pueblo de Sunem. Allí, una mujer muy importante le insistió que fuera a comer a su casa. Y cada vez que Eliseo pasaba por allí, se quedaba a comer en casa de ella.9 Entonces la mujer le dijo a su esposo: Mira, yo sé que este hombre que nos visita cuando pasa por el pueblo, es un profeta de Dios. 10 Construyamos en la terraza una habitación. Pongámosle una cama, una mesa, una silla y una lámpara, y así el profeta podrá quedarse cada vez que venga a visitarnos.”
Hay oportunidades en la vida en la que no puedes estar esperando qué te van a dar sino qué puedes dar tú por Dios. La generosidad de la sunamita hizo que el favor de Dios estuviera con ella y que se le preguntara: “¿Qué quieres que Dios haga por ti?”.
Cuando somos solícitos y hacemos un trabajo que nadie ve, estamos con un corazón dispuesto – Desde el cielo se oye una gran voz: Hijo mío, ¿qué quieres que haga por ti?
2 Reyes 4:12-15 TLA “Luego le dijo a su sirviente Guehazí: Esta señora se ha preocupado mucho por nosotros, pregúntale qué podemos hacer por ella. Pregúntale también si quiere que le hablemos bien de ella al rey o al jefe del ejército. Cuando el sirviente de Eliseo se lo preguntó, la mujer contestó: No me falta nada; vivo tranquila entre mi gente. Cuando Eliseo le preguntó a su sirviente qué podían hacer por ella, Guehazí contestó: Bueno, ella no tiene hijos y su marido es anciano. Entonces Eliseo le dijo: Llámala. El sirviente la llamó, y cuando ella llegó, se quedó en la puerta. 16 Eliseo le dijo: El próximo año, por estas fechas, llevarás en tus brazos un hijo tuyo. La mujer respondió: Usted es un profeta de Dios y yo soy su servidora. Por favor, no me mienta”
Tan grande era la bendición para la sunamita que el profeta Eliseo fue específico con ella. Así, Dios tiene respuestas específicas a tus necesidades específicas.
Dale a Dios excusas para bendecirte como lo hizo esta mujer que construyó una habitación para el profeta.
¿Qué estás haciendo tú con las bendiciones que Dios te ha dado?
Adora a Dios con una habitación.
Una habitación es un lugar donde Dios no solo te visita, sino que se queda contigo.
2 Reyes 4:17-23 TLA “Pero la mujer quedó embarazada y al año siguiente tuvo un hijo, tal como le había dicho Eliseo. 18 El niño creció, y un día fue a ver a su padre, que andaba en el campo con sus trabajadores. 19 El niño se quejó, y le gritó a su padre: ¡Ay! ¡Mi cabeza! ¡Me duele la cabeza! El padre le ordenó a un sirviente que llevara al niño a donde estaba su madre. 20 El sirviente lo levantó y se lo llevó a la madre. Ella lo sentó sobre sus rodillas hasta el mediodía, pero a esa hora murió. 21 La madre subió al niño a la habitación del profeta y lo puso sobre la cama. Después salió, cerró la puerta, 22 llamó a su esposo, y le dijo: Préstame a uno de tus sirvientes, y también una burra. Necesito ir rápidamente a buscar al profeta; enseguida vuelvo. El esposo le preguntó: ¿Por qué vas a ir a verlo? Hoy no es día de fiesta religiosa; tampoco es sábado ni hay luna nueva. La mujer respondió: Yo sé lo que hago.”
La promesa de Dios para la sunamita MURIÓ.
Te pregunto: ¿Cuándo dejaron de tener vida las promesas de Dios en ti?
¿Por qué te impacientas? Hoy Dios me dice que te recuerde: ¡PAZ a tu corazón, Él cumplirá contigo!
2 Reyes 4:24-26 “ La mujer ordenó que prepararan la burra, y le dijo a su sirviente: Apura al animal. Que no se detenga hasta que yo te diga. La mujer partió y fue a ver al profeta, que estaba en el monte Carmelo. Cuando Eliseo la vio, le dijo a su sirviente: «Mira, allá a lo lejos viene la señora del pueblo de Sunem. 26 Corre a recibirla y pregúntale cómo están ella, su marido y su hijo». Cuando Guehazí se lo preguntó, la mujer respondió que estaban bien.”
Recuerda que tu respuesta a la voluntad de Dios nunca puede ser de desgracia, ni de tristeza. La sunamita respondió “estoy bien”. Ella abrazó su promesa: “Voy a estar bien porque Dios es bueno”.
Mientras que el esposo le decía: ¿Para qué vas a buscar al hombre de Dios? Muchas veces nos dicen: “Dios no te va a escuchar, ya tantas veces has pedido por lo mismo, que entierra ya esa promesa y déjala morir. ¡Tu hijo no vivirá! ¡Tu hijo nunca será cristiano! ¡Nunca podrás tener un hijo! ¡No se puede! ¡Eso es imposible!”. Ten la fe de la sunamita: ella siguió avanzando y creyendo porque había decidido construirle una habitación a Dios y dijo: “Estoy bien porque si Dios está en mi casa, ALGO SUCEDERÁ”.
2 Reyes 4:27-31 TLA “Pero cuando ella llegó a donde estaba Eliseo, se arrojó a sus pies. Guehazí entonces se acercó para apartarla, pero Eliseo le dijo: ¡Déjala! Ella está muy, pero muy triste, y Dios no me ha dicho qué sucede. Entonces la mujer le dijo a Eliseo: ¡Yo no le pedí a usted un hijo! ¿Acaso no le dije que no me engañara? Eliseo le ordenó a Guehazí: Prepárate, toma mi bastón, y ve a donde está el niño. Si te encuentras con alguien en el camino, no lo saludes. Si alguna persona te saluda, no le contestes. Cuando llegues, coloca mi bastón sobre la cara del niño. Pero la madre del niño le dijo a Eliseo: Juro por Dios y por la vida de usted, que no volveré a mi casa si no me acompaña. Entonces Eliseo se fue con ella. Guehazí llegó más rápido que ellos y puso el bastón sobre la cara del niño, pero éste no se movió ni dio señales de vida. Guehazí regresó para encontrarse con Eliseo y le dijo: «El niño no se mueve ni reacciona».
La sunamita fue en busca de su milagro. Aún si todo este oscuro para ti y sin esperanza, tienes un Dios más grande. Las malas noticias no importan, las injusticias no te tocan, los diagnósticos médicos pueden ser revertidos, problemas financieros pueden ser anulados, cuando buscas a Dios y le construyes un lugar en la habitación de tu corazón, tendrás paz y podrás decir “Estoy bien. ¡Algo hará Dios por mí y por mi familia!”
2 Reyes 4:32-37 TLA “Cuando Eliseo llegó a la casa, vio al niño que estaba muerto y tendido sobre su cama.33 Así que entró en la habitación, cerró la puerta, y se quedó a solas con el niño. Después de orar a Dios, 34 subió a la cama y se tendió sobre el cuerpo del niño. Puso su boca sobre la boca del niño, sus ojos sobre sus ojos y sus manos sobre sus manos. En cuanto el cuerpo de Eliseo tocó el del niño, éste comenzó a revivir. 35 El profeta se levantó y caminó de un lado al otro de la habitación. Después volvió a tenderse sobre el cuerpo del niño. Éste estornudó siete veces y después abrió los ojos. 36 Eliseo llamó a Guehazí y le dijo: «Llama de inmediato a la madre». El sirviente llamó a la madre, y cuando ella llegó a donde estaba Eliseo, éste le dijo: «Aquí tienes a tu hijo». 37 La mujer se acercó y se arrojó a los pies de Eliseo. Luego tomó a su hijo y salió de la habitación.”
Job decía: “Yo sé que mi redentor vive y al fin, me levantará”. Entonces, aún cuando veas promesas muertas, Él tiene el poder para volverlas a la vida. Nuestro Dios es un Dios de restitución.
Estás a punto de ser levantado por Dios, contra aquellas cosas con las que batallabas y cada una de ellas se convertirán en tus más grandes victorias.
Lo que hoy te acontece es para fortalecerte y para dar testimonio del gran poder de Dios.
¡Dios puede hacer algo en todas tus circunstancias!
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